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Descripción:
Es el lagarto de mayor tamaño de la Península Ibérica, los grandes machos pueden alcanzar tamaños de hasta 26 cm de longitud cabeza-cuerpo y superar los 75 cm de longitud total. Tienen una cabeza robusta y alta con respecto del cuerpo, que es más bien cilíndrico, con extremidades fuertes y cola muy larga, llegando incluso a duplicar la longitud del cuerpo. Suelen tener un color verde-amarillento, con algunos tonos oscuros. En los laterales presenta 2 ó 3 filas de manchas azuladas (los ocelos que le dan nombre). La cola es del mismo color que el dorso, salvo que esté regenerada y presenta escamas aquilladas. La parte inferior es blanco-amarillenta sin manchas.
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Gran macho de lagarto ocelado (Timon lepidus). La cabeza robusta de los grandes machos suele ser un rasgo muy característico de la especie
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Los machos son más cabezones, de colores más vistosos y miembros más robustos. En celo presentan unos poros femorales muy visibles. Los recién nacidos miden de 4 a 4,5 cm de longitud cabeza-cuerpo y unos 10 u 11 cm de longitud total y pesan alrededor de 2 gramos. Los juveniles tienen un colorido muy vistoso con una docena de filas de ocelos amarillentos bordeados de oscuro sobre fondo marrón-verdoso. El iris es amarillento en los jóvenes y rojizo en los adultos.
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El lagarto ocelado (Timon lepidus) puede ser encontrado en numerosas ubicaciones dentro de los Montes de Valsaín, siempre que se trate de una zona no muy alta, algo despejada y con buena insolación, como es el caso de los alrededores de El Jardinillo.
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Biología y ecología:
El hábitat ideal del lagarto ocelado en la zona sería un área de degradación de encinar mediterráneo, algo despejada, con arbustos espesos dispersos y bolos graníticos dónde esconderse, preferiblemente seca y soleada.
Sin embargo, es capaz de vivir en numerosos ambientes, en zonas despejadas de robledal, en eriales, en escombreras de los alrededores de zonas urbanas, en lindes de campos de cultivo, siempre que tengan algunas piedras, muros o matorrales densos donde refugiarse. Se suelen solear en terrenos despejados como márgenes de caminos y carreteras. Quizá lo que más evitan son los bosques cerrados y las zonas muy húmedas y umbrías, tampoco se le puede encontrar en la alta montaña (en la Sierra de Guadarrama no suele subir por encima de los 1550 m de altitud).
En los Montes de Valsaín, le podemos localizar en numerosas ubicaciones, en las zonas más despejadas de las Matas de melojos, en las partes de encinar y jarales de las laderas de Cabeza de Gatos, en los estepares en torno al embalse del Pontón, en los prados despejados de las Praderas de la Nava del Rey, entre los bolos pétreos de La Fumigación, entre los berceales del Llano Amarillo, etc...
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Macho (en primer plano) y hembra (detrás) de lagarto ocelado (Timon lepidus). Durante el celo el macho persigue a la hembra, siguiéndola de cerca y tratándo de sujetarla
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En nuestra zona de estudio los lagartos hibernan desde octubre a finales de marzo o primeros de abril, siendo los meses en los que aparecen más visibles: Mayo y Junio. Durante el verano sólo son activos en las primeras y últimas horas del día, incluso en las primeras horas nocturnas como evidencia ser cazados por búhos y lechuzas. Habitualmente utilizan huras de otros animales o algunas que escarban ellos mismos para refugiarse (en la zona son muy utilizadas las huras bajo grandes bolos de gneises y granitos), pudiendo estar bajo piedras, troncos, escombros, señales o letreros caídos, o también en orificios naturales entre piedras, tocones, etc. |
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Macho de lagarto ocelado (Timon lepidus) soleándose encima de un muro de piedra. Son animales muy ágiles que trepan con facilidad a muros y troncos
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Son muy territoriales durante el celo y no dudan en expulsar a cualquier macho que aparezca en su territorio persiguiéndolo con ahínco. El cortejo consiste en la constante persecución de la hembra mientras trata de agarrarla mordiéndola en la cola, cuartos traseros y flancos, tratando de cortar su huida. Tras la cópula y un periodo de espera de entre 71 a 100 días la hembra pone de 4 a 24 huevos (en la zona centro la media está en 17,5), que entierra en agujeros de 5 a 10 cm de profundidad que excava ella misma o bajo troncos, piedras, vegetación. La huevos son blancos de entre 10-13mm de anchura y 16-22 mm de longitud. La incubación dura entre 2 o 3 meses, de 66 a 106 días, (realmente nadie los incuba sino que son dejados en el sitio y nunca más vigilados). |
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Puesta de lagarto ocelado (Timon lepidus) de al menos 11 huevos en el Cerro de Matabueyes. Las puestas suelen coincidir con lugares despejados de vegetación, esto es con buena insolación, en laderas con algo de pendiente y en muchas ocasiones bajo alguna piedra que los proteja. La tierra donde han sido depositados suele mantener, además, cierta humedad que favorece el desarrollo del embrión, pues mantiene la cáscara flexible y así se facilita el intercambio gaseoso con el exterior.
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Los nacimientos que hemos detectado se producen en Septiembre.
Los individuos alcanzan la madurez sexual con unos 3 años de edad y unos 30 cm de longitud total. En cautividad pueden vivir hasta 20 años, pero se estima que en libertad no superen los 10 u 11 años. Los lagartos ocelados son muy esquivos (especialmente los adultos) y al menor sobresalto realizan una rápida huida para refugiarse bajo una piedra, en un matorral, en un muro, etc. También trepan con facilidad por troncos y ramas.
Si no tienen escapatoria adoptan una típica postura con la boca abierta y la cabeza alta, realizando un resoplido intimidatorio muy característico. Pueden incluso fingir pequeños ataques o si el antagonista es pequeño pueden de hecho atacarle (como han podido fotografiar en una lucha entre una comadreja y un gran lagarto ocelado, comunicación personal de Rafael Díez Domínguez).
Sólo si se le agarra puede llegar a morder, siendo la mordedura fuerte y dolorosa, pudiendo además ser mantenida por varios minutos dejando alguna herida de poca consideración. |
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Ejemplar juvenil de lagarto ocelado (Timon lepidus). Los ejemplares juveniles presentan un diseño con numerosos ocelos blancos y azules que les hacen de magnífico camuflaje
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Se alimentan de insectos como escarabajos, mariposas, himenópteros (lo hemos visto capturando moscas lanzándose en un pequeño sprint para capturarlas), caracoles, babosas, lagartijas, eslizones (fotografiado por Gabriel Martínez en Ortigosa), culebrillas ciegas, culebras viperinas, incluso hay documentado canibalismo con ejemplares inmaduros de su especie. También comen pequeños mamíferos, huevos y pollos de aves, y a finales de verano frutillos y algo de material vegetal. Cuando son atacados pueden perder la cola y recuperarla con rapidez (más de 3 mm al día).
Es presa habitual de innumerables especies entre las que destacan las aves rapaces (águila calzada, real , culebrera, imperial, ratonero, azor, cernícalo, abejero, milanos, cárabos, búhos reales, lechuzas), algunos córvidos, garza real, cigüeña, algunos mamíferos como turones, zorros y garduñas, así como otros reptiles como la culebra bastarda, de escalera, y la culebra lisa meridional.
El lagarto ocelado ha sido fuertemente perseguido, para consumo sobre todo en épocas pretéritas (el célebre sabor a pollo), para fabricación de bebidas (orujos y licores), en los cotos de caza por la creencia de que acaba con muchos huevos de perdices y codornices y también por los perros domésticos que tienen su pasatiempo en escarbar las huras y acabar con ellos ante la atenta mirada de sus “orgullosos” dueños.
Aunque es localmente abundante todavía, es muy difícil encontrar verdaderos ejemplares grandes (que antaño eran abundantes), quizá por la persecución humana, la pérdida de hábitats y quizá por el declive del conejo que puede haber hecho que aumente la presión de otros predadores hacia el lagarto ocelado. |
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