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Alaudidos. Alondras. |
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Cogujada común (Galerida cristata): Sedentaria y nidificante. También prefiere zonas abiertas de matorral, prados y zonas de caminos cercanas a los pueblos, donde se la suele ver peonando por ellos buscando insectos con los que alimentarse y alimentar a su prole. Realiza un nido similar al de la alondra, siempre en el suelo aprovechando algún matorral. Su mayor tamaño, su mayor longitud del pico, así como su larga cresta la identifican. La mayor parte de los efectivos que tan numerosamente se ven en verano desaparecen de los límites de los Montes de Valsaín, para permanecer en caminos y campos de cultivo de zonas más bajas, a veces incluso metidos en las calles de las zonas limítrofes con los campos de Segovia cuando se producen fuertes nevadas. La cogujada tiene un canto menos melodioso que la alondra y con muchos menos matices, resultando un ave más abundante que ésta. Recibe el nombre onomatopéyico de Pirripío. Y se la puede distinguir en vuelo, de su pariente la alondra por no presentar líneas blancas en la parte terminal de las alas ni a los lados de la cola. |
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Cogujada montesina (Galerida theklae): Probablemente no sea sedentaria ni nidificante en estos bosques atendiendo a los hábitats donde la hemos encontrado en el resto de la provincia, pero un par de observaciones bastantes claras en la zona nos deja, sin duda, abierto el interrogante. Más difícil de ver que su hermana la común, también está presente en los Montes de Valsaín. Resulta difícil de distinguir de la común incluso para ojos expertos, salvo que la visión sea clara y a corta distancia. Los caracteres que la hacen diferir son sobre todo el pico más corto y menos curvo, la cresta menos puntiaguda, más tipo alondra (aunque este particular aparece en los libros pero no queda tan claro en el campo), y en vuelo por la presencia de un color más rojizo al principio de la plumas caudales. Como se puede ver son pocas las diferencias fisonómicas como para que las identificaciones de los individuos resulten seguras al 100% en un porcentaje alto de los casos. Nosotros hemos visto bien la especie y por tanto bien identificada, en la zona de la cruz de la Gallega, y en la ladera opuesta del cerro de Matabueyes. Las costumbres, alimentación, nidificación e incluso canto se diferencian más bien poco de su pariente la común, aunque es claramente menos amante de caminos y pueblos y prefiere prados más secos y soleados. Como ésta prácticamente desaparece de los límites de los montes durante el invierno. |
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Alondra común (Alauda arvensis): Sedentaria y nidificante. Como casi todos los aláudidos, prefiere las zonas abiertas, de matorral, los prados y las zonas ruderales de los caminos cercanos a los pueblos, antes que los bosques densos. Es por tanto un ave que podremos ver normalmente en las partes bajas de Valsaín, como las laderas de cabeza grande, los prados de la Nava del Rey o el Llano amarillo, aunque en la época estival podemos encontrarla también en los prados de montaña, donde incluso puede llegar a nidificar. En el invierno desciende por debajo de los límites de los Montes de Valsaín, permaneciendo agrupadas en los campos de cultivo. Es un ave que nidifica en el suelo, aprovechando alguna pequeña piedra o matorral, sobre el que hace una pequeña copa a base de pajitas que albergará durante pocos días los pollos, que se desarrollan rápido y pronto hacen incursiones fuera del nido, incluso todavía sin volar. La alondra, como el resto de los aláudidos tiene miméticos colores y guarda con el resto de su grupo unas características muy parecidas que hacen que sean difíciles de distinguir para el ojo no muy acostumbrado. No obstante es en primavera cuando sus cantos en vuelo, aleteando sus largas y estrechas alas y sus reclamos desde piedras y vallas hacen que nos fijemos mucho más en ellas. Para el ojo no acostumbrado puede servir de referencia su pequeña crestita que nunca llega a ser tan alta como la de las cogujadas y los patentes bordes claros de las alas y la cola cuando levanta el vuelo. |
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Alondra totovía (Lullula arborea): Sedentaria y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín que se puede ver con cierta facilidad. Su hábitat preferido parece ser zonas relativamente despejadas de prados con árboles y arbustos dispersos en zonas de media ladera, así como claros despejados y arenosos del robledal y pinar. A menudo se posa en las ramas de los árboles, cosa bastante más inusual en las otras alondras. Para no confundirla con las otras del grupo, quizá el carácter más distintivo es la ceja blanca clara que se junta en la nuca, el color más contrastado de su parte superior con un oscuro rayado, y en vuelo, su corta cola y sus anchas alas que presentan una banda clara muy visible en el medio del ala. Estos caracteres unidos a su incansable canto, onomatopéyico del común totoví, o totoliu, las hacen claramente distinguibles. Realizan también el nido en el suelo de una manera muy similar a sus primas del grupo. Son muchos los sitios donde es posible ver este ave en los Montes de Valsaín, aunque quizá las mejores observaciones de sus espectaculares vuelos de celo, los hemos obtenido en las laderas que bajan desde el prado de la Nava del Rey hacia la Fuente de Cabeza de Gatos. Este espectáculo, significa para mí, junto con el celo del cuervo, que el invierno está pegando sus últimos coletazos. Así podemos observar a finales de Febrero como estas aves se elevan en círculos medianamente grandes reclamando fuerte hasta casi perderse de vista, se mantienen en el aire algún tiempo para luego plegar las alas y hacer un descenso vertiginoso hasta que frenan con brusquedad para caer suavemente sobre la rama del arbusto elegida como posadero. También se puede ver en prados de montaña y en claros de robledal como los de La Pata de la Vaca. |
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Hirundínidos. Golondrinas y aviones.
Golondrina común (Hirundo rustica): Nidificante estival. Es un ave fuertemente relacionada con el hombre, hasta el punto de que rara vez hace su nido fuera de las construcciones de éste. Es un ave fácilmente observable tanto en el Real Sitio de San Ildefonso, como en Valsaín, donde utiliza algunos establos, pajares sin mucho uso, viviendas abandonadas y porches de chalets, como ubicaciones de sus nidos. Otros puntos donde puede ser vista con facilidad junto al avión común y roquero, es en los charcos que se forman en las zonas arenosas y en los cauces secos de los arroyos cercanos a estos pueblos, pues toman allí pequeñas bocados de lodo con el que van realizando sus nidos o arreglando los que dejaron en años anteriores. Los nidos de las golondrinas consisten en una media semiesfera hecha de barro y con una gran abertura superior, por la que sacan las cabezas los pollos cuando son cebados. Las golondrinas son unas pertinaces cazadoras de insectos que ayudan al hombre a sobrellevar mejor las plagas de éstos. Es muy fácil verlas sobrevolando El Parque o el Puente de Valsaín, cazando insectos para cebar a sus pollitos. Pueden realizar varias puestas durante el periodo de celo. Creemos no obstante que las poblaciones están sufriendo un acusado declive, en parte por la reconstrucción de las antiguas casas abandonadas y pajares, en parte por el uso masivo de insecticidas. La golondrina común es bastante colonial, pudiendo haber nidos de estas, a escasa distancia, observándose en las primeras puestas en ocasiones infanticidios por parte de los machos que tiran del nido a los pollos, se cree que para poderse reproducir de nuevo con la madre. |
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Golondrina dáurica (Cecropis daurica): Estival, posiblemente nidificante. No tenemos constancia de la nidificación de la especie, aunque es muy probable que así lo haga, ya que sus nidos suelen encontrarse mucho más ocultos que los de su pariente común. El nido lo suelen construir en otros sitios de la Sierra de Guadarrama bajo puentes de hormigón, conducciones y pasos de agua bajo carreteras de buen diámetro y otros tipos de canalizaciones subterráneas. Se trata de un nido curioso formado por una semiesfera de barro confeccionada del mismo modo que su pariente la común, pero en vez de estar abierto por arriba se encuentra pegado al techo y presenta un pequeño conducto de entrada confeccionado con el mismo lodo. Para un profano pudiera parecerle un gran avispero. En cualquier caso los efectivos son muchísimo menores que los de su prima común, aunque parece que estuviera en aumento o por lo menos desplazándose lentamente cada vez más hacia el norte. La hemos visto tanto en la presa del pantano, como en el puente de la carretera nacional, así que quizá haya aprovechado alguno de las canalizaciones de hormigón allí presentes, aunque no hemos encontrado ningún nido. La identificación del adulto resulta sencilla fijándose en el obispillo y la nuca rojizas que presenta y en el obispillo blanco y nuca anaranjada si de un joven se trata. |
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Avión común (Delinchon urbicum): Estival, nidificante. Se trata de otro hirundinido, fácilmente identificable con respecto a la golondrina común y adulto de dáurica por su obispillo y garganta blancos que aparecen muy conspicuos cuando está en vuelo. Pudiera haber alguna confusión con el juvenil de la golondrina dáurica, pues ambos presentan el obispillo blanco, pero la dáurica es mayor, tiene la cola más ahorquillada y larga y la nuca de color anaranjado claro, casi negra en el avión común. El avión común también hace una semiesfera parecida a la de la golondrina común, pero distinguible de la de ésta, porque la abertura superior es pequeña y pegada al alero o cornisa de la que cuelga. Además es un ave que forma importantes colonias, como las que podemos ver en el palacio del Real Sitio de San Ildefonso, aprovechando siempre aleros y cornisas de grandes edificios. También es un experto cazador de insectos que captura al vuelo y como toda ave colonial suele presentar incruentas escaramuzas con sus vecinos por la elección del nido y por la protección de los pollos. |
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Avión roquero (Ptyonoprogne rupestres): Sedentario, en invierno realiza migraciones parciales que alejan a prácticamente la totalidad de sus efectivos de los Montes de Valsaín. El avión roquero se encuentra en pocas cantidades asociado a las colonias de aviones comunes que existen en el Real Sitio de San Ildefonso y en Valsaín. Aunque es mucho más campestre que el común, pues lo solemos ver criar en las cavidades calizas de los cantiles del pie de monte de la Sierra de Guadarrama, algunas parejas crían en huecos de edificios, campanarios y torretas, construyendo un nido, similar al de avión común aunque menos expuesto que el de éste. El avión roquero, al compartir colonia con el común pasa a menudo desapercibido, pero es en el momento en que parten los aviones comunes a sus cuarteles africanos, cuando podemos divisar sus vuelos entorno a la cúpula del palacio de La Granja o de la torre del de Valsaín. Se diferencia del común en su color pardo-grisáceo mucho más apagado que el negro azulado del común y en las ventanas blancas muy patentes que se observan en la cola del roquero. |
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Motacillidos. Bisbitas y lavanderas. |
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Bisbita campestre (Anthus campestris): Estival, posiblemente nidificante. Es un ave escasa en los Montes de Valsaín, pero bastante localizada, por lo que la visita a algunos de los prados de alta montaña y sus cervunales y enebrales asociados, nos puede llegar a dar con la visión de algún ejemplar. El grupo de los bisbitas es siempre difícil para el ojo no experto, por lo que para garantizar la identificación debemos tener una buena visión del ave, así como un conocimiento bueno de sus áreas favorables. Un dorso gris claro y un pecho y vientre sin manchas ni listas, podrían servir para identificarlo además de encontrarse en los habitats antes mencionados que podría compartir con su congénere el Bisbita ribereño alpino, que puede subir incluso más en altura en praderas de alta montaña donde ya no crece el piorno.
Anida en el suelo y en semana y media los pollos han abandonado la pequeña taza hecha con briznas de pajillas. Para su observación, elegir los primeros días de mayo, suele tener buena recompensa. Lo hemos podido ver en la Majada Aranguez, en el puerto de Los Neveros y ya fuera del límite de los montes en las praderas entre las Peñas Buitreras y la fuente del Infante. |
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Bisbita arbóreo (Anthus trivialis): Estival y posiblemente nidificante. Es un ave también escasa que además pasa a menudo desapercibida merced a sus colores más crípticos y a sus costumbres muy tímidas y retraídas. Se diferencia de sus congéneres el campestre y el ribereño alpino por tener el pecho y vientre muy listado, además de presentar un tono parduzco en la parte superior. Se podría no obstante confundir con el común que es al que más se parece pero este último suele llegar a Los Montes de Valsaín, cuando el arbóreo ya ha migrado a sus cuarteles africanos. Lo hemos encontrado en el pinar, cerca de claros, aunque también en el encinar en zonas más o menos aclaradas. De este bisbita podemos ver el vuelo nupcial que incluye una caída con las patas y alas estiradas. Lo hemos visto en los pastizales adehesados de encinas, al pie de Cabeza de Gatos, y en varios puntos del pinar como El Esquinazo o La Tolla de los Guindos, así como en el robledal que existe dentro de los Jardines de San Ildefonso. |
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Bisbita alpino (Anthus spinoletta): Estival y pudiera ser nidificante ocasional. Es uno de los bisbitas más fácilmente diferenciable pues en la época en la que habita los Montes de Valsaín (época estival), presenta un plumaje gris pardusco (que pudiera recordar al de la lavandera boyera) y un tono melocotón en el pecho que lo hacen inconfundible con el otro bisbita que podemos encontrar en zonas similares como es el bisbita campestre. El bisbita ribereño alpino tampoco se presenta en un número elevado, pero hace las veces de lavandera en los arroyos de montaña y en sus charcas. Un paseo tranquilo por las turberas y arroyuelos de Majada Aranguez, pueden llevarnos a avistar algún ejemplar, ya que con frecuencia se posan en pequeñas piedras alrededor de éstas. También es fácil de ver, fuera de los Montes de Valsaín, en las lagunas de Peñalara, en especial la de los Pájaros. Al volar presenta unas listas blancas a ambos lados de la cola que también nos pueden ayudar en el diagnóstico de la especie. Esta especie también realiza una tacita forrada de musgo y pajitas que ubica frecuentemente en el borde de un arroyo o bien entre rocas. Es una especie que ya en otoño abandona las zonas montañosas para realizar migraciones parciales hacia las zonas de costa del país o incluso algunas lagunas de interior. Es en estas migraciones cuando se puede observar en las orillas del Embalse del Pontón, buscando alimento junto a los bisbitas pratenses. |
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Bisbita pratense o común (Anthus pratensis): En paso postnupcial e invernante escaso. El bisbita común es un ave fácil de ver en los Montes de Valsaín, si estamos atentos a su paso postnupcial. Serán los meses de Octubre y Noviembre los mejores para observar grupos de bisbitas en las riberas del embalse del Pontón y lodazales formados por la escasez de agua provocada por el estío. En invierno se hace más raro en la zona pudiéndose ver algún ejemplar en los prados aledaños siempre bastante discretos. El bisbita común, se parece mucho al bisbita arbóreo o incluso al plumaje invernal del bisbita alpino, pero es muy difícil que coincidan en tiempo y en espacio con ambas especies por lo que la identificación en estos montes, suele ser resultar algo más sencilla. Los bisbitas se dedican en estas fechas a alimentarse de pequeños invertebrados que encuentran en los lodos del pantano o de los charcones formados en el río. Es un ave confiada, que al ser molestada por acercamiento excesivo, realiza normalemente un vuelo corto a baja altura para volver a caer en una zona más adelantada de la ribera con las alas abiertas. De las especies presentes en los Montes de Valsaín, puede que sean los bisbitas, junto a los aláudidos las especies que más dificultad presentan para su identificación por parte de aficionados no expertos. |
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Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea): Sedentaria y nidificante. La lavandera cascadeña es un ave común en los Montes de Valsaín, asociada siempre a los ríos por lo que se pueden verse ejemplares tanto en el río Eresma como en el Acebeda o Frío. Se trata de una lavandera fácilmente identificable por presentar un buen tamaño, el dorso completamente gris y el vientre de un color amarillo intenso, especialmente en la época estival. Se puede observar sin dificultad en las riberas del embalse del Pontón, a lo largo de buena parte del río Eresma y en las partes finales de algunos arroyos de montaña, como el del Telégrafo, etc. Suele posarse en las piedras del río y realizar el movimiento bascular de la cola, tan característico de las lavanderas, más apreciable en ésta y en la lavandera blanca. Construye sus nidos debajo de los puentes o entre piedras o en alguna entrada de la ribera, consistiendo el nido en una taza bien camuflada donde los pollos permanecen pocos días merced al gran crecimiento que experimentan al ser cebados con profusión por sus padres. La lavandera cascadeña, es frecuente en cursos algo rápidos del río y ante la amenaza que supone el acercamiento del ornitólogo realiza cortos vuelos hacia nuevas piedras del río, emitiendo su característico reclamo ”suit zi zi”. Son aves territoriales que tienen frecuentes escaramuzas y persecuciones con sus congéneres. |
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Lavandera blanca (Motacilla alba): Sedentaria y nidificante. La lavandera blanca es un ave común en los Montes de Valsaín, que podemos encontrar también asociada a los ríos compartiendo ribera y tramo de río con su pariente la cascadeña, aunque también se puede ver en otros ambientes como calles de pueblos, algunos jardines e incluso cunetas de carreteras. En la zona es conocida por los apodos de nevatilla y aguanieves y tiene la curiosa costumbre de picar la sal de las carreteras echada para que se derritan las nieves. También realiza un nido en el suelo, siempre difícil de encontrar cebando con intensidad a sus pollos que pronto lo abandonan. Es un ave que fuera de la época de nidificación suele agruparse en dormideros comunales dentro de los pueblos y las ciudades, quizá buscando el calor y la protección que no le ofrecen los bosques. Desconocemos si existe alguno de estos dormideros en el Real Sitio de San Ildefonso, pero conocíamos uno bastante abundante en la Plaza Mayor de Segovia, hoy desaparecido. |
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Lavandera boyera (Motacilla flava): En paso, es posible que algún ejemplar permanezca durante la época estival. Es un ave muy escasa en los Montes de Valsaín, de la que contamos tan sólo con un puñado de observaciones. La hemos visto en los alrededores del embalse del Pontón, en la pradera de El Parque y en algunos de los prados a los lados de la carretra CL-601, entre el ganado vacuno (ya fuera de los límites de los montes) donde llega a criar. Es una especie similar a la lavandera cascadeña que se diferencia de esta última por presentar un cambio de color, a veces no muy acusado, entre el gris de la cabeza y el marrón del dorso. Es un ave que no creemos que nidifique en los Montes de Valsaín y que parece más visible durante el paso primaveral en los últimos días de abril y los primeros de mayo, siempre discretas y en pequeños grupitos. |
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Cínclidos. Mirlo Acuático.
Mirlo acuático europeo (Cinclus cinclus): Sendentario y nidificante. El mirlo acuático es un ave común en los Montes de Valsaín. Se encuentra localizado siempre en cursos de agua por lo que su presencia es fácilmente detectable si seguimos la ribera de ríos y arroyos. Si lo levantamos, enseguida veremos que se trata de un ave rechoncha y de menor tamaño que el mirlo común, de un tono pardo con un babero de color crema o blanco bastante visible en vuelo y que vuela siempre siguiendo el curso del río a menos de un metro sobre las aguas. Rara vez se desvía del curso, incluso cuando éste da curvas pronunciadas o meandros, distinguiéndose en esto del martín pescador que muchas curvas del río las toma rectas. También le podremos ver cazando en el agua, donde se alimenta de un buen número de invertebrados acuáticos como tricópteros, plecópteros, larvas de efímeras y odonatos. Para ello, caza desde una piedra, nadando y sumergiéndose contra corriente, para volver a emerger con el pico lleno de presas. Su plumaje es impermeable debido a la presencia de gran cantidad de aceite que proporciona su glándula uropigial, por lo que muchas veces podremos verle cuidando su plumaje y extendiéndose dicho aceite. En los montes de Valsaín, se puede ver en el río Eresma en la cola del embalse, en la Boca del Asno, en varios arroyos de montaña como el del Telégrafo, e incluso lo hemos visto en la acequia que trascurre por la Mata de Navalparaíso o en las fuentes del palacio del Real Sitio. Para la nidificación realiza nidos globosos que suele colocar entre piedras de la ribera del río o bajo las piedras de los puentes. Suele ser un buen indicador de la calidad de las aguas, pues donde vive en aguas sin muchos contaminantes, frías y por tanto capaz de retener grandes cantidades de oxígeno e invertebrados asociados. |
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Troglodytidos. Chochín
Chochín común (Troglodytes troglodytes): Sedentaria y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín, sin embargo, su presencia no siempre es fácil de detectar, pues además de ser una de las aves más pequeñas del bosque (en nuestros anillamientos apenas han dado pesos de 9 ó 10 gramos), suele moverse por entre las zonas más bajas de las zarzas, brezos, helechos y plantas, frecuentemente, rebuscando por el suelo en busca de arácnidos y pequeños insectos con los que alimentarse. En muchas ocasiones podremos verlo fugazmente y apreciaremos su pequeña cola, levantada y su plumaje barreado y rojizo. Sólo al comienzo de la primavera podremos obtener buenas observaciones de los machos cantando desde puntos más elevados, con un complejo y precioso canto, que asombra por la potencia con que es emitido por parte de un ave tan minúscula. Cuando no es época de celo emite un tec, que podría resultar parecido al del petirrojo. Es un ave que creemos suele estar asociado a cursos de agua, moviéndose siempre por las orlas de sotobosque y zonas umbrosas. Realiza un nido globoso que suele situar entre las piedras de los puentes, los brezales y otros arbustos tupidos. No suele ser difícil encontrar, en época de cría, a los adultos perseguidos por los volantones pollos reclamando continuamente comida a los padres. Es un ave que podremos ver prestando atención a las riberas de ríos y a las orlas de endrinos, zarzales, brezales y rosales de umbrías y trampales en cualquier sitio de los Montes de Valsaín, en especial en el ambiente del pinar. |
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Prunellidos. Acentores
Acentor común (Prunella modularis): Sedentario y nidificante, casi desaparece de los límites de los montes durante el invierno. Es un ave común en los Montes de Valsaín, bastante localizado en las zonas más elevadas, donde suele moverse entre jabinales y piornales. Se trata de un ave de plumaje muy discreto que solamente en primavera cuando canta en lo alto de los piornos y jabinos vamos a poder ver con claridad, pues normalmente, se mueve por las zonas medias y bajas de estos buscando pequeños insectos para alimentarse. Lo hemos encontrado, por tanto en los piornales de Peña Citores, Majada Aranguez, Siete Picos y Majada Hambrienta. Durante el invierno realiza migraciones parciales a zonas más bajas y menos inhóspitas, pudiéndosele entonces encontrar en los alrededores del embalse del Pontón, en los rosales y zarzas de los alrededores, desarrollando entonces una vida más arborícola. Hemos visto nidos de acentor común en algunos piornos, consistentes en pequeños copas, metidas en el interior del piorno a una altura de un metro aproximadamente sobre el suelo. Salvo durante la época de celo, que es cuando emiten un canto melodioso, lo normal es oírles una especie de tsiip, por el que seguro podemos identificarlos. |
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Acentor alpino (Prunella collaris): Se trata de una especie ocasional que puede incluso haber llegado a criar aquí, siendo sedentario y nidificante en la vecina Sierra de Gredos de donde podrían provenir los ejemplares que se ven dentro de los límites de los Montes de Valsaín. Se trata de un ave muy escasa y muy difícil de ver en los Montes de Valsaín. Nosotros tan sólo tenemos un puñado de observaciones en estos montes, siempre en el entorno de las turberas de Majada Aranguez, en los jabinos y roquedos bajo Peñalara. También, fuera ya de los límites de los montes, ha sido visto en los altos de Peñalara y Claveles y los alrededores del Refugio Zabala, en época invernal, ya que en ocasiones hace las veces de "gorrión de alta montaña", presentandose como comensal del hombre en las zonas más frecuentadas con comida por éste. Nosotros hemos visto pollos en agosto, en una ocasión, por lo que pensamos que pueda ser un nidificante muy escaso en estos montes. El acentor alpino, es algo más grande y corpulento que su pariente común, tiene un color más grisáceo y una banda oscura en la mitad del ala con terminaciones blancas, que lo hacen distinguible del otro. Cuando lo hemos visto, nos ha parecido un ave más confiada que su pariente, y hemos obtenido mejores observaciones, pues lo hemos encontrado subido a grandes piedras de los cantiles o en lo alto de algún jabino. Desconocemos, no obstante, todo acerca de la biología de este ave aquí y pensamos que sería un ave muy interesante para ser estudiado en los Montes de Valsaín. |
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Turdidos. Collalbas, zorzales, ruiseñores, etc… |
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Petirrojo europeo (Erithacus rubecula): Sedentario y nidificante. Se trata de un ave muy común en los Montes de Valsaín, donde es posible verlo en buena parte de los ecosistemas allí presentes, incluyendo los encinares, robledales, pinares, jardines, sotos y riberas de los ríos, etc…
El petirrojo es una de las aves más fácilmente observables, aunque en muchas ocasiones la observación no va a ser de gran calidad, por su costumbre de moverse entre los rosales, escobares, zarzales y arbustos del bosque. Suele preferir ubicaciones umbrosas y con algo de agua. Es un ave muy territorial, que durante la época de celo es posible verla teniendo escaramuzas con otros congéneres. Se le suele intuir antes de ser visto, por su tac, áspero que suele emitir en cuanto barrunta algo de peligro. El petirrojo es un ave omnívora que come desde pequeños insectos y arácnidos a bayas y semillas en comederos. Para nidificar realiza un pequeño nido que hemos visto, en diversas ubicaciones, como el suelo, al pie de zarzales, entre hiedras, etc… Suele realizar dos puestas en nidos diferentes. Durante el otoño y los pasos, se incrementa la población por ejemplares europeos, siendo incluso más fácil de ver en estos bosques. |
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Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos): Nidificante estival. Es un ave común en los Montes de Valsaín. Este conocidísimo ave, posee uno de los cantos más atractivos de nuestras aves, hecho por lo que ha sido capturado por el hombre desde tiempos inmemoriales. Es tal su insistencia, la potencia de su canto y la variabilidad de este, que no es difícil escucharlo durante los primeros compases de la primavera, cantar durante todo el día y la noche, sin apenas parar para alimentarse. Es un ave muy fácil de localizar, por su hermoso canto pero no tan fácil de ver. Suele preferir en Valsaín, las matas de melojos, los jardines, los setos de los sotos y prados y las riberas de los ríos y arroyos, antes que el pinar u otras zonas. Es un ave del que a veces podremos obtener alguna buena observación, en especial cuando canta desde alguna rama y es entonces cuando podremos observar su plumaje marrón claro, nada destacable, a excepción de un anillo claro alrededor de su ojo negro. Solamente cuando le veamos volar, siempre en vuelo muy bajo de un seto a otro, podremos observar su bonita cola rojiza, inconfundible para el observador, que no nos hará dudar en la identificación. Nidifican, como en el caso del petirrojo, en un nido que suelen colocar en algún arbusto cerca del suelo. |
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Ruiseñor pechiazul (Luscinia svecica): Nidificante estival. Es un ave no muy común dentro de los límites de los Montes de Valsaín. Tan sólo lo hemos encontrado en la zona de Siete Picos, aunque muy cerca de los límites de esto lo hemos encontrado en buenos números en los piornales por encima de las Peñas Buitreras hasta el puerto del Reventón. Se trata de un ave muy localizada en los jabinales y piornales de la alta montaña. Es, en los últimos días de Abril y los primeros de Mayo, cuando podemos encontrarlo subido a las ramas más altas de los piornos, retamas y jabinos, emitiendo su bonito canto. Es un ave hermosísima, que en estos montes, presenta una medalla blanca en el centro de su pecho azul por lo que creemos será de la subespecie cyanecula. En vuelo, podremos advertir las machas rojizas a los lados de la cola. Aunque no hemos encontrado ningún nido, es patente, la actitud de celo, y hemos encontrado pollos de la especie, que presentan ya algunas manchas azules en el pecho, por lo que creemos que será nidificante en estos montes de manera escasa. Es un ave muy interesante para realizar algún estudio dentro de estos montes, incluso en la provincia de Segovia, donde no suele ser muy abundante. |
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Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros): Sedentaria y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín, ocupando numerosísimos habitats. Lo hemos encontrado desde la alta montaña, en los canchales bajo Peñalara, hasta en los pueblos, como Valsaín, asociado a viejas construcciones de piedras como puentes o casas abandonadas. Es un ave muy bonita, fácilmente identificable por su oscuro color y por su preciosa cola roja. Hemos encontrado nidos de colirrojo entre piedras en construcciones, puentes, y cuevas. Los nidos son globosos, rellenos de pajillas y musgos colgantes, donde los pollos, que presentan una gran voracidad, son alimentados con arañas, gusanos e insectos por ambos padres. Los ejemplares jóvenes y las hembras presentan un color menos intenso y más grisáceo, aunque existen machos adultos casi tan apagados como las hembras, tan sólo distinguibles de estas cuando vemos a ambos juntos. Es un pájaro temprano en criar, que creemos puede sacar dos polladas durante la primavera. Tiene un reclamo muy chirriante, haciendo pequeños crujiditos, desde los cables de la luz o lo alto de algún muro. Rara vez lo veremos posado en árboles. Suele preferir siempre sustratos rocosos así que no lo podremos encontrar en lo más espeso de los bosques. |
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Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus): En paso, especialmente en el postnupcial. El colirrojo real, es una especie escasa en los Montes de Valsaín, e incluso en la Sierra de Guadarrama, habiendo algún pequeño núcleo nidificante en nuestros sabinares serranos. Sin embargo, podremos observarlo en los Montes de Valsaín, durante el paso postnupcial. Así, si nos acercamos en los primeros días de Septiembre a laderas más o menos despejadas de media montaña, como las praderas de la Nava del Rey, no nos será difícil encontrar algún ejemplar, que parece que ocupara año tras año los mismos arbustos. Elije las zonas más altas de un arbusto, zarza, pequeña chaparra, etc, y aunque en una primera visión nos pueda parecer su primo el colirrojo tizón, en seguida nos percataremos de que se trata de un ave ligeramente menor que el tizón, con el pecho rojo y una ceja blanquecina muy marcada. No lo hemos visto nunca de manera estable en el periodo de nidificación por lo que se nos antoja muy difícil ésta, en estos montes. Consideramos que es uno de los paseriformes más bonitos, de entre los que se pueden en los Montes de Valsain. |
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Tarabilla europea (Saxicola rubicola): Sedentaria y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín. Prefiere las zonas despejadas alejadas de lo más boscoso del monte, encontrándosela normalmente sobre los arbustos y chaparros de poco porte, emitiendo su seco y característico reclamo chac. Creemos que es un ave muy territorial, pues los machos se dejan ver con su característica cabeza negra, en la que apenas se puede percibir el ojo, siendo frecuente las persecuciones entre ellos. Las tarabillas tienen su hábitat preferido, en las medias laderas despejadas de las montañas, siendo frecuentes en bordes de caminos y zonas como el cerro de Matabueyes, El Parque, o las praderas de la Nava del Rey. Suelen nidificar en el suelo bajo algún arbusto, y el nido es siempre muy difícil de encontrar, pues posee una pequeña galería de entrada, tapada de pajitas que hace que sea en muchos casos indetectable. Sin embargo, es mucho más fácil ver a la pareja con la ceba, compuesta de multitud de insectos, gusanos, arácnidos, en el pico esperando sobre el arbusto a que pase la amenaza que el observador puede presentar y moviendo su cuerpo arriba y abajo cada vez que emite su sonido característico. Durante el invierno los efectivos se hacen mucho más escasos dentro de los límites del monte. |
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Collalba gris (Oenanthe oenathe): Nidificante estival. Es un ave común dentro de los Montes de Valsaín, poco ligada a las zonas boscosas, prefiere los prados de media y alta montaña donde se posa normalmente sobre rocas y arbustos de poca talla. Su nombre común collalba proviene de la derivación de cola alba, en clara alusión a uno de los caracteres más visibles cuando levanta el vuelo, como es, el color blanco de gran parte de su cola. En Valsaín, es común verla en las zonas más despejadas en los bolos graníticos, en los muros y tapias de los caminos y en los canchales y afloramientos rocosos de alta montaña. Así, podremos verla en las zonas despejadas de los alrededores del Cementerio de Valsaín, en el Esquinazo, en los canchales de Majada Aranguez, en las laderas de Matabueyes y Cabezas de Gatos, etc… Los nidos los suele realizar en el suelo, a veces en viejas huras de conejo. Hemos llegado a encontrar uno bajo una plancha metálica abandonada en el campo. Allí deposita 5 ó 6 huevos azulados. En primavera, durante el celo, el macho presenta una mancha negra en el ojo y mejilla, que queda enmarcada por una ceja clara sobre el ojo. Luego, a finales de verano, los machos presentan un plumaje nuevo mucho menos vistoso. |
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Collalba rubia (Oenanthe hispanica): Estival y en paso prenupcial. Se trata de un ave poco común en los Montes de Valsaín, tan sólo se aprecia en mayor número mediada ya la primavera, en su paso prenupcial. Es un ave amante de los sitios más secos que su pariente la collalba gris, por lo que es más común en los eriales calizos del pie de monte de la Sierra de Guadarrama. Aún así es posible ver ejemplares de esta especie en ubicaciones similares a las de su prima la gris, esto es, en piedras y bolos graníticos y arbustos de poco porte de zonas despejadas. La hemos visto en las laderas de Matabueyes y en las cercanías del cementerio de Valsaín. Es un ave que podremos distinguir de su pariente la gris por presentar tonos anaranjados y por una macha ocular y en las mejillas muy patente debido a que píleo y nuca son de color crema casi blanco. No obstante se nos hace un ave rara en estos montes, contando con pocas observaciones todos los años. |
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Roquero rojo (Monticola saxatilis): Estival, posiblemente nidificante. Se trata de un ave muy poco común, en los Montes de Valsaín, muy localizado en zonas de alta montaña, asociados a zonas rocosas y, a nuestro parecer, alguna corriente de agua cercana. El roquero rojo es un ave espectacular de curiosos colores. Los machos presentan un azul apagado en cabeza y dorso que contrasta fuertemente con el encendido color rojizo de su pecho y vientre. En vuelo, es característica la mancha blanca en el obispillo. Dentro de los límites de los Montes de Valsaín, sólo lo hemos visto en los canchales de Peña Citores, aunque junto a los límites de estos, lo hemos encontrado en la Hermana Menor y en las Peñas Bruiteras donde hemos podido comprobar su celo, cantando desde pequeños pinos) y las persecuciones del macho a la hembra. Es un ave curiosa que hemos podido encontrar también en el pie de monte, asociado a pequeños cañones calizos, incluso sobre pequeñas ruinas o escombreras. En cualquier caso, es un ave, que en estos bosques, rara vez se presenta visible a los no amigos de la alta montaña. |
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Roquero solitario (Monticola solitarius): ¿Sedentario? Desconocemos el estatus de este ave en los Montes de Valsaín, pues no lo hemos visto dentro de sus límites. Se nos antoja más amante de los pequeños cortados calizos del pie de monte de la Sierra y no tan habitual de la montaña como su primo el rojo, donde hemos observado su celo y su reproducción. Aún así, haciendo caso a la bibliografía lo incluimos aquí, sabedores de que durante el invierno descienden a cotas más bajas. Es otro ave amante de los roquedos, de un color azul apagado, que podría recordarnos a un mirlo, por forma y tamaño con el pico más largo (tipo estornino). Puede permanecer en las paredes rocosas bastante tiempo inmóvil, dónde pasa desapercibido y es en los movimientos de unas piedras a otras donde podremos detectarlo con mayor claridad. En la primavera, son muy patentes las persecuciones entre ejemplares, pareciendo, a nuestro juicio, un ave bastante territorial, que no suele abundar allí donde se encuentra, pero que sin embargo, es posible encontrarlo año tras año encaramado a las mismas rocas. Cualquier información y cita de este ave dentro de los Montes de Valsaín será de gran interés. |
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Mirlo común (Turdus merula): Sedentario y nidificante. El mirlo común es una de las aves más comunes de los Montes de Valsaín. Es un habitante de mucho de sus habitats, pudiendo verle en sotos y riberas de ríos, jardines, encinares, robledales, pinares e incluso en zonas de alta montaña, entre piornos y jabinos. El mirlo común, es un ave que con mucha frecuencia sorprenderá al observador, con su sonido de alerta, volando de un arbusto a otro. Tiene un canto muy melodioso que durante el celo es común escuchar. Sus costumbres lo hacen moverse entre arbustos y con frecuencia en el suelo, donde rebusca con gran estruendo entre la hojarasca lombrices, arácnidos e insectos con los que alimentarse. Aunque también es un habitual de bayas y frutillos en el otoño e invierno. Esta costumbre de rebuscar en el suelo, hace que con frecuencia presente garrapatas, ácaros u otros parásitos en su plumaje. El mirlo común, nidifica en árboles y arbustos donde hace un nido mediano, depositando en el hasta 5 ó 6 huevos grandes y azulados. Puede realizar fácilmente tres nidadas durante la época nupcial, aunque dichos nidos suelen ser fácilmente depredados. El mirlo común, es cazado por las aves de presa, encontrándose en el menú, de azores, gavilanes, águilas calzadas, etc. |
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Mirlo capiblanco (Turdus torquatus): Pasos migratorios, en especial en el paso postnupcial. Se trata de un ave muy poco común en los Montes de Valsaín. Con pocas citas, debido a que, aunque todos los años hay paso de ejemplares durante la migración otoñal y de principios del invierno a través de la Sierra de Guadarrama no siempre se detecta por los ornitólogos locales. Parece que durante el invierno está más localizado en algunas sierras del sur peninsular, que poseen un clima más benigno y una menor altura. Es en el camino hacia estas zonas desde sus zonas de nidificación norteña, donde hacen escala en nuestras sierras de interior y en concreto en la Sierra de Guadarrama. Se trata de un ave más pequeña que su pariente el común, que presenta un babero blanco en el pecho, que lo hace inconfundible, el plumaje, en general, presenta matices más gastados y no tan oscuros que los de su pariente. Así como un reticulado más parecido al del roquero o los zorzales. Su presencia en estos bosques, creemos que es muy limitada, nosotros sólo lo hemos visto, en el entorno de la Bola del Mundo, aunque ya fuera de estos límites tambien hemos podido observarle en las sierras del Quintanar y Ayllón. La bibliografía, habla también del Puerto de Navacerrada y el entorno de Siete Picos. Cualquier observación y cita será de gran interés para el estudio de la fenología y las migraciones parciales de este ave. |
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Zorzal común (Turdus philomelos): Sedentaria y posible nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín, aunque creemos que menos frecuente que su pariente el charlo. El zorzal común es un ave típica del bosque y los prados, siendo observado, a menudo en los claros del pinar y robledal, en pequeños grupos fuera de la época de nidificación. No obstante no es un ave, que habitualmente, permita buenas observaciones a excepción de cuando pasta en el suelo en busca de arácnidos, insectos, lombrices, caracoles, babosas, bayas y frutillos. Durante la primavera, podemos apreciar su espectacular canto, emitido desde la rama de algún árbol, que debido a sus discretos colores, no suele ser fácil de encontrar. Creemos que es un nidificante algo escaso, realizando un nido mediano con una taza recubierta de barro, en el interior de arbustos, normalmente espinosos. Es difícil de distinguir de su pariente el charlo, para ojos no acostumbrados, ya que la mayoría de las veces sólo veremos un ave parda en vuelo, aunque el común, de menor tamaño, presenta un tono beige bajo las alas visible en vuelo. Debido a la costumbre de andar por el suelo, suelen presentar bastantes parásitos en su plumaje, como ácaros, garrapatas, etc... Es un ave, que creemos está en descenso en la zona, quizá debido al abuso en su caza. |
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Zorzal charlo (Turdus viscivorus): Sedentario y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín, que podremos identificar en algunos de sus ecosistemas. Así, podremos encontrarlo en el pinar, donde alcanza su óptimo, así como en el robledal, encinar e incluso en los prados de alta montaña. Se trata de un túrdido grande, aunque existen grandes diferencias de tamaño entre ejemplares. El epíteto viscivorus de su nombre científico alude a su afición por la ingesta de las pequeñas bayas del muérdago (viscum), aunque consume en gran cantidad bayas, frutillos, e invertebrados, que busca en el suelo o en las zonas bajas de árboles y arbustos. Lo hemos visto también ingerir con gran avidez las rojas bayas de los acebos. Se trata de un ave común en los montes de Valsaín, que podremos ver con frecuencia en nuestros paseos por el pinar. Es presa de algunas rapaces ornitófagas, como azores o águilas calzadas. Todos los zorzales suelen ser aves desconfiadas que no permiten grandes acercamientos y que en muchas ocasiones más que vistos van a ser oídos con su sonido potente y característico zrrrr, que creemos le da el nombre común de zorzal. Hemos visto los nidos en ramas medias de los pinos. Consistentes en tazas no muy elaboradas de pequeñas ramillas y hierbas. Es un ave de gran importancia ecológica pues dispersa numerosas semillas a lo largo y ancho de los montes, además está comprobado que el paso de dichas semillas a través de su tracto intestinal favorece la posterior germinación de estas. |
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Zorzal alirrojo (Turdus iliacus): Invernante y en paso otoñal. Es un ave poco común en los Montes de Valsaín, aunque todos los años podemos ver pequeños grupos en diversas zonas del robledal, pinar y prados despejados de media montaña. Es un ave, que nos parece más confiada, que sus primos el común y el charlo y que permite mayores acercamientos. Fácilmente reconocible por ser más pequeño que sus primos, por la mancha rojiza bajo el ala, muy visible en vuelo, que se escapa a los costados, por lo que puede ser vista también con el animal posado. Otro rasgo muy visible que favorece su identificación es la clara banda crema claro sobre el ojo. Es un pájaro habitual en los arbustos con bayas y otro frutillos, alimentándose de majuelos, acebos, mostajos, etc...
Lo hemos observado en los prados del robledal, en los alrededores del embalse del Pontón, en las praderas del Esquinazo, etc… |
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Zorzal real (Turdus pilaris): Ocasional como invernante y en paso otoñal. Es un ave muy escaso dentro de los Montes de Valsaín, y en general en la Sierra de Guadarrama, donde tan sólo es posible ver algún ejemplar acompañando, normalmente, a algún grupo de zorzal alirrojo, aunque también hemos visto, en ocasiones, grandes bandos de zorzales reales moviéndose por las laderas despejadas de la Sierra, por ejemplo en Pradena u Otero de Herreros, etc. Posiblemente sea algo más común en el paso otoñal, aunque seguramente pasará desapercibido mezclado en los bandos de otros zorzales. La primera impresión es que es un ave de colores discretos parecida al zorzal común o a un joven mirlo, pero si logramos apreciar la diferencia entre el gris de la cabeza y el tono pardo oscuro de su dorso, unido al visible moteado de su pecho, podremos darnos cuenta de que se trata de esta escasa especie. Su presencia es anecdótica en estos montes, con tan sólo un par de observaciones por nuestra parte, en los mismos sitios que la anterior especie, aunque como decimos, pueda haber más ejemplares que pasan desapercibidos. |
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Sylviidos. Currucas, mosquiteros, cetia ruiseñores y reyezuelos. |
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Cetia ruiseñor (Cettia cetti): Sedentario y nidificante, realiza migraciones parciales hacia los cursos medios de los ríos en la época invernal por lo que casi desaparece de la zona. Es una ave relativamente común en los Montes de Valsaín, aunque su costumbres discretas lo hacen pasar desapercibido. Es un ave mucho más oído que visto, raro será el caso de una buena observación, pues habitualmente sólo abandona los tupidos arbustos, sauces y zarzales de las riberas de los ríos para moverse hacia otro muy próximo. Además se trata de un ave de tonos pardos nada llamativos, a excepción del rojizo de las alas y cola. Podemos diferenciarlo del rusiseñor común por su menor tamaño, su tono más rojizo, la banda estrecha clara, sobre el ojo, la ausencia de un verdadero anillo ocular en torno a este y por la cola muy redondeada.
Sin embargo, a pesar de lo discreto de sus costumbres, podremos detectarlo fácilmente por el canto. Es un ave con un fuerte canto, menos variado que el del ruiseñor común y que no canta por la noche, pero a pesar de esto, su canto resulta espectacular. No obstante es también reconocible por su reclamo de alerta traducido en la cultura popular con la frase: “Eh! Tu, vete, vete, vete”, que cualquier naturalista pronto aprende a reconocer. Se puede ver en las orillas del embalse del Pontón así como en varios puntos a lo largo de las riberas del río Eresma. |
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Zarcero políglota (Hippolais polyglotta): Nidificante estival. Se trata de un ave relativamente común en los Montes de Valsaín. A pesar de sus costumbres, normalmente tímidas, pues se dedica a moverse por la vegetación arbustiva, entre endrinos, rosales y zarzas, es un ave fácil de detectar, pues con frecuencia se posa en las ramas altas de estos. Su tamaño mayor que el del mosquitero y su pico mucho más alargado, lo hacen fácilmente distinguible del de éste.
El zarcero es un ave que puede estar en varios ecosistemas, siendo frecuente en sotos, saucedas y prados, aunque también habita zonas más despejadas pobladas unicamente de arbustos. Lo hemos visto en multitud de sitios como los alrededores del cementerio de Valsaín, las praderas de La Nava del Rey, etc… Tiene también, un paso otoñal fuerte, como hemos podido constatar en nuestras jornadas de anillamiento. Y es en los últimos días de verano y los primeros del otoño cuando es más fácil de encontrar. Tiene numerosas vocalizaciones pero quizá es el tr’rrrr’rrrr’rt la más fácilmente reconocible. Su alimentación es principalmente insectivora, aunque también se alimenta de bayas y frutillos en especial como preparación a su largo viaje migratorio. |
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Curruca rabilarga (Sylvia undata): Sedentaria y posiblemente nidificante. Es un ave no muy común en los Montes de Valsaín, aunque probablemente pasa bastante desapercibida. Su pequeño tamaño y sus costumbres retraídas hacen que su identificación sea difícil, pues, como en el caso de otras currucas, rara vez se obtiene una observación de calidad. Aún así, es un ave reconocible por su larga cola, algo levantada, su anillo ocular y ojo rojos, y por no presentar, en las mejillas, las bandas blanquecinas de su pariente la carrasqueña. Aunque escasea en invierno, sí podemos encontrarla en los Montes de Valsaín, por lo que será en esta época cuando no podamos confundirla con su pariente la carrasqueña, que es migradora. La curruca rabilarga la hemos encontrado en varias ubicaciones, aunque parece que tuviera preferencia por las zonas de matorral bajo relativamente tupidas, como pueden ser los estepares, berceales, retamares y otras etapas de degradación de melojares y encinares. También la hemos encontrado, durante el invierno, en los alrededores del pantano del Pontón, entre los arbustos que lo circundan. Así se la puede buscar también en las laderas de estepa del cerro de Matabueyes, en los estepares de Navalparaíso y Peña del Gato, en los berceales del Robledo, etc… |
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Curruca carrasqueña (Sylvia cantillans): Estival y nidificante. Es una especie no muy común en los Montes de Valsaín, principalmente debido a que su hábitat se suele restringir a los encinares y zonas de matorral arbustivo, siendo estos escasos en los Montes de Valsaín. Aún así podemos advertir su presencia en zonas como las laderas del cerro de Matabueyes, Cabeza de Gatos y Cabeza Grande, Nava del Rey, etc. Es una especie detectable por su canto seco y chasqueante. En los albores de la primavera, se encarama a las encinas y emite su canto, es entonces cuando es más fácil detectar su presencia y más fácil será su identificación en especial los machos, por el anillo ocular rojizo, por el color del pecho rojizo y por la brida blanquecina que se observa en las mejillas, que contrasta con el rojo de la garganta. En el resto de las ocasiones lo normal es tener malas observaciones de aves moviéndose, en el interior de los árboles y arbustos, aunque normalmente con algo de paciencia, se dejará ver lo suficiente para poder apreciar alguno de sus rasgos distintivos. Realiza una minúscula tacita en alguna chaparra baja o en alguna retama. Es una de las currucas más bonitas de estos montes. Durante los pasos otoñales resulta más fácil de detectar debido a la mayor concentración de ejemplares. |
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Curruca zarcera (Sylvia communis): Estival y nidificante. Es un ave relativamente común en los montes de Valsaín, prefiriendo laderas de media montaña con arbustos dispersos y setos de algunos prados. La curruca zarcera es fácilmente reconocible por su mayor tamaño y por su garganta blanca, con las alas de un color pardo castaño, además de tener un anillo ocular bastante claro. También tiene hábitos discretos, como la mayoría de sus parientes, aunque durante la primavera tiene explosiones de cantos perchada sobre las partes altas de pequeños arbustos. No obstante es un ave curiosa, que en muchos casos se acerca al observador si este imita su sonido y se sienta en las inmediaciones de su arbusto. Hemos visto ejemplares en el Esquinazo, subiendo a Peñacitores, en Matabueyes, en Cabeza de Gatos, etc.. Sin resultar nunca abundante en observaciones. Aunque la hemos visto comiendo insectos y aráncnidos, también se la puede ver comiendo bayas y frutillos cuyas semillas ayuda a dispersar con sus deyecciones. |
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Curruca mirlona (Sylvia hortensis): Estival y nifificante. Es un ave poco común en los Montes de Valsaín, aunque con seguridad existe en mayor número de lo que se piensa debido a sus discretas costumbres. Parece que en estos montes tiene preferencia por los prados algo húmedos, salpicados de zarzas, majuelos y otros árboles y arbustos, moviéndose incansablemente por el interior de estos para en corto vuelo meterse en el arbusto más cercano. A primera vista veremos que se trata de una curruca grande, de colores apagados bastante blanqucecina por la zona ventral, una mejor observación nos hará ver su antifaz oscuro y sus ojos claros con anillo ocular claro también. Es un ave muy tímida, que rápidamente se quita de la vista del observador. Nuestras mejores observaciones corresponden a las praderas de la Nava del Rey donde hemos podido constatar su cría. La curruca mirlona es una especie que hemos encontrado en diversos hábitats, fuera de los Montes de Valsaín, como los encinares adehesados de El Escorial, o los matorrales de zonas inundadas de la ribera del río Moros, en Vegas de Matute. Es una especie que aumenta sus efectivos durante los pasos pre y postnupcial. Tiene un hemoso canto que pudiera recordar a algunas de las estrofas del mirlo, de ahí su nombre común. |
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Curruca capirotada (Sylvia atricapilla): Sedentaria y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín y sin duda la especie de curruca más fácilmente observable de estos bosques. Fácilmente reconocible por el capirote negro de los machos o castaño de los inmaduros y hembras, por su buen tamaño y por el color grisáceo de las plumas del dorso. Emite melodiosos cantos que en ocasiones nos recuerda al ruiseñor. La hemos oído cantar en primavera y a finales de verano, sobre todo en las primeras horas de la mañana. Se encuentra en multitud de habitats, como el robledal, las riberas de los ríos, los arbustos de prados, en las cercanías de los pueblos e incluso hemos comprobado su cría en el pinar (en la zona del Arroyo del Telégrafo). Como todas las currucas, los avistamientos no suelen resultar muy buenos, pero con un poco de paciencia podemos llegar a ver el ave, con la claridad suficiente como para identificarlos. Es una gran consumidora de frutillos y bayas, la hemos visto comer con fruicción las bayas de las hiedras y saúcos. Es un ave territorial, que en época de cría no suele soportar la presencia de congéneres a su alrededor. Suelen realizar una segunda puesta, en una pequeña taza, situada a media altura en un arbusto. |
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Curruca mosquitera (Sylvia borin): Nidificante estival. Se trata de una especie común en los Montes de Valsaín, aunque es una de las especies, sobre la que es más difícil realizar una observación de calidad. Debido a que sus movimientos son discretos, y sus vuelos muy cortos. No obstante parece ser una especie abundante en el sotobosque del robledal, abundante en las zonas con cierta humedad o con presencia de pequeños cursos de agua, como hemos podido constatar en nuestros anillamientos. Es un ave que de colores pardo verdosos aparentemente apagados, que sólo en mano, podemos apreciar la enorme belleza de las plumas de su vientre y el beige bajo sus alas. Un rasgo distintivo puede ser el color blanquecino de su zona cloacal a veces visible en vuelo. Se alimenta de insectos, arácnidos y bayas y frutillos durante el otoño preparándose si duda para su viaje migratorio. Para que no pase desapercibida para los ojos no expertos pudiendo ser confundida con un mosquitero, resulta sumamente interesante conocer su canto, evitando así tener que realizar un enorme esfuerzo en su identificación visual, siempre comprometida. |
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Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli): Nidificante estival. El mosquitero papialbo es una especie común en los Montes de Valsaín. Habita tanto el pinar como el robledal, pero es en las matas donde se puede apreciar en gran número. Su reclamo es muy fácilmente identificable, nos referimos a su clásico uu—í. Para verlo con mayor claridad podemos elegir las zonas de transición entre el robledal y su etapa de degradación el estepar, donde allí, sin la apretura característica del bosque cerrado, podemos observarlo deambular por las ramas de los melojos buscando pequeños insectos. Podemos diferenciarlo de otros mosquiteros, por el color más apagado de su dorso y sobre todo por el color claro de su vientre y garganta. Para nidificar suele utilizar el suelo, donde realiza, aprovechando alguna depresión o arbusto, una tacita con una pequeña tapa, que lo hace casi invisible a menos que el observador esté a punto de pisarlo provocando la salida del ave que incuba. |
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Mosquitero común (Phylloscopus collybita): Sedentario y nidificante, resulta mucho más escaso durante el crudo invierno. El mosquitero común es un ave pequeña, pero confiada que en ocasiones resulta fácil de ver, en diferentes estratos del bosque, ya que puede moverse indistintamente por las zonas medias de los arbustos como en las ramas de los árboles. Es un ave relativamente común en los Montes de Valsaín. Es fácilmente identificable por sus pequeños vuelos capturando pequeños insectos, sin realizar pequeños saltos, como hacen los páridos. El reclamo del mosquitero común es un sencillo duí, que con experiencia se puede diferenciar del mosquitero musical, con el que solapa territorios durante los pasos migratorios. Aunque nosotros reconocemos aquí, la dificultad de diferenciarlos. También es muy difícil distinguirlos de visu, aunque el común presenta las patas oscuras, la cola más corta y un anillo ocular más claro y patente en éste. Por lo que cualquier observación durante los pasos debe ser puesta en cuarentena. Para el nido suele realizar una pequeña taza en el suelo con una tapita por arriba que hace muy difícil la localización, aunque debido a las condiciones climatológicas y los depredadores, creemos que muchos nidos no llegan a prosperar. Mucho más difícil de detectar es la separación entre el mosquitero común y el Mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus), que creemos, también haber detectado en número escaso en estos bosques. Aunque de visu resulta prácticamente indistinguible su reclamo faiui, puede hacernos diferenciarlo. Pudiera ser que el mosquitero ibérico anidara en escaso número en las matas de estos bosques, por lo que sería de interés un estudio detallado de esta especie en el pinar. |
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Mosquitero musical (Phylloscopus trochilus): En pasos migratorios, especialmente en el paso otoñal. Es una especie común en los Montes de Valsaín durante los pasos migratorios, aunque nuestra experiencia anillando estas aves, en zonas de la Sierra de Guadarrama, nos confirma que resulta más abundante en nuestras redes en el paso postnupcial. Es difícil de distinguir de su pariente el común. Aunque en mano, resulta fácil por la forma de sus alas primarias, en el campo, debemos atender a su color más amarillento, a su cola más larga y a sus patas más claras. No obstante las observaciones no suelen ser lo suficientemente detalladas como para asegurar la identificación. El mosquitero musical es una especie que anida poco en la península, lo hace de manera dispersa, en zonas norteñas y la mayoría de los individuos que encontramos durante el paso suelen ser ejemplares europeos. Es una especie cuyos movimientos empiezan a ser conocidos debido al anillamiento científico, pero que sin embargo, resulta todavía insuficientemente conocida en las zonas de nidificación por pasar, a menudo, desapercibida confundida con su pariente el común. |
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Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla): Sedentaria y nidificante. Es una especie común en los montes de Valsaín, que puede ser visto en varios de los ecosistemas de estos montes, no mostrando una especial predilección por los pinos, aunque sí anida en las ramas de estos. Es posible no obstante verlo en el encinar y también en el estrato del robledal. Es un ave confiada, que cuando se nos presenta cerca suele ignorarnos por lo que podemos observar los detalles. Sin embargo, esto no ocurre con frecuencia, moviéndose por las zonas altas de los árboles, y debido a su pequeño tamaño suele resultar poco detectable. Su canto es un si muy rápido, seguido de una nota alargada “si, si, si, si, si, si….sirrrrrrrrr, es muy oído en el bosque y puede ser utilizado para su identificación. Y cuando lo vemos, suele ser deambulando entre las ramillas de los árboles capturando pequeños insectos con vuelos acrobáticos y cortos, colgándose bocabajo en numerosas ocasiones. Existe también un reforzamiento de la población con ejemplares venidos de Europa durante el otoño y el invierno. Realizan un nido bajo una rama que suele permanecer tapado en su parte superior por esta, a base de musgos, raíces y pelos de animales. Si estamos atentos a su reclamo y a las copas de los árboles podremos identificarlos en muchas partes del pinar, robledal y encinar. |
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Reyezuelo sencillo (Regulus regulus): Sedentaria y nidificante. Es una especie que se nos antoja mucho menos común en los Montes de Valsaín, que su pariente el listado. Se trata del ave más pequeña de nuestra fauna midiendo apenas 9 cm y pesando 5 ó 6 gramos. Está mucho más asociado al pinar que su pariente, sin embargo en invierno su población recibe buena cantidad de ejemplares europeos y es entonces cuando es más fácil de ver, en setos, jardines, etc… Suele moverse por las ramas más altas de los árboles emitiendo un reclamo sri, si sri, si muy agudo con un adorno final. Es un ave muy confiado que normalmente no recela del observador. Deambula por las ramas colgándose bocabajo y realizando vuelos pequeños, cortos, capturando los insectos que se encuentran en las ramas. El nido es realizado bajo las ramas al igual que su pariente el listado. Un sitio bueno para observarlos es los grandes pinos situados en el camino de Pesquerías, si atendemos a su reclamo y lo logramos aprender, la identificación será bastante más fácil. No obstante es posible ver la especie en muchos puntos del pinar. |
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Muscicapidos.Papamoscas.
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Papamoscas gris (Muscicapa striata): Estival, más frecuente en los pasos, no estamos seguros de la nidificación en estos montes. Es una especie poco común en los Montes de Valsaín, pero que podemos ver en buenas cantidades durante las migraciones, en especial la postnupcial. No tenemos constancia de la nidificación dentro de los límites de estos montes, y tampoco hemos observado actitudes de celo de la especie, aunque no por ello podemos descartar su nidificación, aunque se nos antoja escasa. El papamoscas gris, es una especie de colores discretos, que en campo podemos distinguirla por su cabeza grande, el color gris de su plumaje, el vientre más claro y el listado de su pecho. También resultará muy práctico para aquel que se esté iniciando en el apasionante mundo de la ornitología, el comportamiento típico de la especie, consistente en pequeños vuelos erráticos con frecuentes aleteos, persiguiendo a los insectos de los que se alimenta para volver rápidamente a su percha. Lo hemos visto en zonas aclaradas en el borde del pinar, como los alrededores del cementerio de Valsaín o las praderas de la Nava del Rey. No obstante parece un ave de costumbres discretas que pudiera pasar desapercibido en numerosas ocasiones. |
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Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca): Estival y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín, que mantiene una excelente población reproductora en las cajas nido, colocadas en las matas y en el pinar, y que lleva años sometida a estudio. En el libro sobre las Cajas-nido para aves insectívoras forestales, de Juan José Sanz Cid, podemos leer que el 43% de las cajas nido ocupadas en los Montes de Valsaín, corresponden a esta especie. Los machos de papamoscas cerrojillo presentan un espectacular plumaje en la primavera de tonos negros y blancos con una macha blanquecina en la frente. Tras la época de cría, se produce la muda de este plumaje quedando tanto los machos como las hembras y los juveniles de color pardo. Además es un ave muy patente durante las migraciones postnupciales, llenándose los campos de ejemplares de esta especie, lo que hacía pensar a los hombres de campo, que durante la primavera acudían los machos y solamente volvían las hembras. Tiene una forma de captura parecida a la del gris, consistente en hacer pequeños revoloteos, desde la percha para capturar los insectos, para volver inmediatamente a su percha. Las primeras puestas suelen aparecer a mediados de Mayo, poniendo normalemente entre 5 y 6 huevos. Así, las amenazas más fuertes de predación, que tienen estas aves es por parte de pico picapinos y comadrejas, especialistas en depredar las cajas. No obstante el estudio publicado, llega al gratificante conclusión de que la presencia de aves insectívoras en los bosques aumenta el crecimiento de los árboles que sufren menos defoliaciones por parte de orugas y otros insectos debido al enorme control que realizan los primeros sobre dichas especies. Aunque es posible ver el papamoscas cerrojillo en muchas partes del pinar, es en las matas de rebollo, donde mejor podemos ver la especie. |
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Páridos y Aegithalidos. Herrerillos, carboneros y mitos.
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Herrerillo común (Cyanistes caeruleus): Sedentario y nidificante. Es una ave muy común en los Montes de Valsaín. Es un ave que nidifica en las oquedades de los árboles y por tanto acepta de buena gana las cajas nido colocadas para tal fin en las matas de Valsaín. De hecho, es la segunda especie que más las utiliza, después del papamoscas cerrojillo, correspondiendo el 33, 3 % de las cajas usadas a esta especie. Es una especie con numerosas vocalizaciones pero quizá la más conocida sea su reclamo Tsi-tsi-tsi-tsisisisissi. La fecha de nidificación va desde finales de Abril a mediados de Mayo. En estas fechas, incuban los pequeños huevos blancos con motas pardas, en el nido. Aunque es un ave que se puede ver en numerosas localidades, es más frecuente en el robledal que en el pinar. Aunque en invierno, es posible verlos en los setos de los prados, los jardines y otras ubicaciones, más cercanas al hombre. Es una especie muy valiente, que no duda en enfrentarse a otras aves, para defender su alimento, como se puede ver si se monta un comedero. Es un ave confiada que permite buenas observaciones y que suele ignorar la presencia del hombre, por lo que el ornitólogo tiene la posibilidad de apreciar habitualmente las pautas de su comportamiento. |
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Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus): Sedentario y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín. Se encuentra más asociado al pinar que su pariente el común, de hecho parece ser una de las especies de páridos más especializadas en este tipo de hábitats Para nidificar utiliza también agujeros en los árboles, parece que la limitación para la extensión de su población pudiera encontrase en la poca abundancia de dichas oquedades. En ocasiones, en troncos podridos o previamente tocados por pica pinos y luego abandonados, el herrerillo capuchino hace el mismo el nido o agranda el hecho, observándose en ocasiones las pequeñas virutillas al pie. No suele violentarse por la presencia del hombre, al que permite grandes acercamientos. Es fácilmente reconocible por su cresta moteada en blanco y negro y por su babero negro. También es fácilmente reconocible por su reclamo si-si-grrrrr-grrrrrr. Es una especie muy sedentaria que suele permanecer durante la mayor parte de la temporada en un pequeño área. Durante el invierno se reúne en bandos mezclados con otras especies de páridos se cree que para favorecer así la búsqueda de alimento y la defensa frente a posibles depredadores, pudiéndosele ver recogiendo las semillas de los pinos caídas en la nieve o alimentándose en comederos de jardines. |
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Mito común (Aegithalos caudatus): Sedentaria nidificante. Se trata de una especie común en los Montes de Valsaín, y por tanto relativamente fácil de ver en estos bosques. El mito, es una de las aves más pequeñas de estos montes con un peso de tan sólo 7 a 9 gramos. Los mitos se mueven en grupos familiares vagando habitualmente por diversas zonas del pinar, el robledal y las riberas de los ríos. Allí picotean en las ramillas pequeñas los brotes nuevos, en busca de pequeños insectos con los que se alimentan. Lo más normal es que primero escuchemos su característico reclamo tsi, tsi tsi, tsi, seguido a veces de un tsirrrrru. Son aves muy tempraneras en la reproducción y no son raros los casos de nidificación en Marzo. El nido, es muy elaborado y consiste en una bola ovoide colgante, forrada por fuera de musgos y líguenes, que la hacen casi indistinguible del tronco del roble y forrada por dentro de plumas de aves, que van cogiendo los adultos con meticulosidad del bosque. Allí depositan unos pequeñísimos huevos claros algo rosados. Durante el invierno es más fácil verlos en zonas más despejadas de prados y riberas.
No da la impresión de ser un ave de poblaciones muy numerosas. En estos montes lo hemos localizado, dentro de las matas, en la cola del embalse del Pontón, en los alrededores de este, en prados, en las huertas de La Granja, etc…. |
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Carbonero común (Parus major): Sedentaria y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín. Es tan común, que es una de las aves más conocidas por la gente, conociéndolo vulgarmente como “chicha y pan” o “chichipán” en clara alusión onomatopéyica a uno de los sonidos más conocidos de entre los muchos reclamos que es capaz de emitir. Es un habitual de los jardines y los prados que también encontramos en encinares y robledales y que también se adentra en el pinar aunque en menor cantidad. De hecho, entre las especies que nidifican en las cajas nido colocadas en las matas, es la tercera que más las ocupa, estando casi el 15% de las cajas en las que han anidado, ocupadas por este ave. Las hembras de carbonero común son algo más apagadas y con una corbata más fina que la de los machos. Es un ave bastante brava como demuestra contra nuestros dedos al ser anillada y que suele ser un asiduo de los comederos de los jardines, llegándose a hacer el amo, con permiso de arrendajos y otros córvidos. Fuera de la época reproductiva se agrupa en pequeños bandos de hasta una docena de individuos, en ocasiones acompañado de otros páridos. Es un hábil ayudante de los árboles del bosque pues se estima que tan sólo una pareja puede acabar con entre 7000 u 8000 insectos, en buena parte orugas, durante el periodo de cría. Es un ave que sufre una gran mortandad durante el invierno siendo presa habitual de algunas rapaces ornitófagas así como de mustélidos y vivérridos que los extraen de sus encames. |
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Carbonero garrapinos (Periparus ater): Sedentaria y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín. Es, sin duda, una de las aves más confiadas de estos montes. Ignora al hombre hasta tal punto que muchas veces lo hemos visto evolucionar a escasos dos metros de nosotros. Es un ave muy pequeña de apenas 8 a 10 gramos de peso. Nidifica en los huecos de los árboles en muros, cajas nido y una vez descubrí en un agujero de un talud del camino, en el suelo, un nido de la especie, junto al CENEAM. Tiene el pinar como su hábitat fundamental. No es difícil, fuera de la época de cría, descubrirlo en pequeños grupitos mezclado con otros páridos, se cree que esto favorece la protección y la búsqueda de comida (por aquello de que 10 ojos ven más que dos). Su reclamo “sichu,sichu,sichu” y su “pit-chié” son algunos de los más oídos de estos bosques. Es otro de las aves comunes en los comederos de los jardines del Real Sitio y Valsaín. Su identificación no será difícil, pues su pequeño tamaño, su dorso grisáceo y su mancha blanca en la nuca muy visible, pronto lo delatan. Aunque su dieta parece muy insectívora, es también un especialista en el consumo de semillas de pino. Parece que es un ave muy sensible a los cambios de temperatura durante su temprana nidificación, por lo que las fuertes lluvias durante los primeros días de abril, podrían malograr muchas polladas. No obstante parece que su población disfruta de buena salud en estos montes. |
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Sittidos y Certhiidos. Trepadores y agateadores.
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Trepador azul (Sitta europaea): Sedentaria y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín. Se trata de una especie muy ubicua, pero que mantiene sus mejores poblaciones en el robledal y el pinar. Es un ave que se hace muy confiada, en sitios como los jardines del Real Sitio, donde es posible verla subir y bajar los troncos de los árboles y acercarse a comer las más variadas sustancias que tiran al suelo los visitantes, como pipas o incluso gusanitos.
Cualquiera que haya prestado atención a su anatomía, habrá comprobado la fortaleza y gran tamaño de sus garras, de las que se vale para subir y bajar (bocabajo) los troncos de los árboles y el fuerte pico con el que golpea las bellotas de los melojos al estilo picapinos después de haberlas encajado en la corteza o ramas del árbol. Confiado en las nidificación, cría en huecos de árboles, por lo que no es difícil verlo entrar al nido a cebar. También utiliza las cajas nido de las matas, pero en este caso ocupa algo menos del 3% de estas. Posee la peculiaridad de tapar, con barro, las aberturas de los agujeros de picapinos o de las cajas nido para dejarlas solamente de su tamaño. Aunque posee muchos reclamos el que más oirá el ornitólogo, desgraciadamente, es el de alarma, siendo un clásico de estos montes y consistente en un “tuit” muy ruidoso, a veces repetido con insistencia. Los pollos acompañan a los adultos durante bastante tiempo reclamándoles comida y aprendiendo de sus padres qué deben comer. |
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Agateador europeo (Certhia brachydactyla): Sedentario y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín. Aunque se la puede encontrar en todos los medios forestales, es más común en el robledal y el pinar, donde la veremos trepar por los árboles. A diferencia del trepador azul que prácticamente sólo apoya sus fuertes garras, el agateador utiliza de apoyo las fuertes plumas de la cola y no desciende de cabeza. Utiliza para anidar las grietas y pequeños agujeros en las cortezas de los árboles, tanto de pinos, como de melojos, donde lo hemos visto llevar plumas, pequeñas ramitas y musgo. Aunque se trata de un pájaro confiado con los seres humanos, resulta dificultoso de seguir pues, por lo general, se suele posar en el lado opuesto del tronco al que estemos nosotros, para ir recorriéndolo de arriba abajo o viceversa moviéndose en espiral a su alrededor.
Si nos fijamos en la anatomía descubrimos un pico extraordinariamente fino y curvo, que visto de frente podemos apreciar que queda casi por encima de los ojos, lo que parece ser un diseño perfecto para extraer pequeños insectos de los huecos de las cortezas y ramas de los árboles.
Resulta fácil oir su voz, que suele ser un “sriiiii” agudo. Es un pájaro muy fácil de ver en nuestros paseos por cualquiera de las matas o por el pinar. |
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Lanidos. Alcaudones. |
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Alcaudón común (Lanius senator): Nidificante estival. Es un ave común en los Montes de Valsaín. El alcaudón común tiene su hábitat preferido en las laderas algo despejadas, con matorral disperso de la media montaña, donde acecha desde una percha siempre en busca de insectos, pequeños reptiles, algunas veces pajarillos o roedores que captura en el suelo, a veces con gran espectacularidad. Es fácilmente visible por su píleo (parte superior de la cabeza) rojo o anaranjado (en las hembras), su pecho blanquecino y su dorso negro. En vuelo resulta muy visible la mancha blanca del obispillo. Aunque sus vuelos son cortos, son muy directos, rápidos, bajos y batiendo mucho las alas. Sus vocalizaciones parecen inacabables aunque su sonido más característico es un chirrido “chirrrrrrrrrrrt” muy áspero. Los nidos que hemos visto no suelen estar a mucha altura, los hace sobre arbustos (rosales, majuelos) o pequeñas chaparras. Son tacitas muy pequeñas pero profundas que apenas dan para sustentar a los 4 ó 5 polluelos cuando estos ya están crecidos. Los cabezones, como se conocen en la zona todos los alcaudones, son aves que pueden imitar cantos de otras aves, a veces de manera tosca. Podemos encontrar alcaudones comunes, en las laderas del Matabueyes, en las praderas de la Nava del Rey, en las laderas de Cabeza de Gatos, en el Bosquecillo, etc…, en todos estos sitios se presentan en buenas densidades. En Septiembre parece haber un pico por los alcaudones migrantes que pasan el invierno en el África tropical. |
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Alcaudón real (Lanius meridionalis): Sedentario y nidificante. Es un ave relativamente común en los Montes de Valsaín. Aunque el alcaudón real tiene su óptimo en los encinares, especialmente durante el crudo invierno, se le puede ver en estos montes ocupando, laderas despejadas de media montaña, donde suele ocupar posaderos en la copa de pequeñas encinas u otros arbustos. Es el más grande de los alcaudones o cabezones como son conocidos en la zona, de un color grisáceo presenta una banda ancha y negra por el ojo, que le hace inconfundible. En vuelo, sus cortas alas oscuras con una franja blanca y la cola negra con los lados blancos lo hacen inconfundible. Se trata de un pájaro que caza grandes insectos, como grillos, grillotopos, mantis, mariposas, pollos volantones de paseriformes, pequeños roedores y lagartijas. El epíteto excubitor que antes de su separación taxonómica presentaba su nombre científico, significa en latín centinela, sin duda, por su modo paciente de vigilar en busca de su presas, mientras que el nombre lanius, significa carnicero, por la costumbre de estas aves, en especial de esta especie, en empalar en las espinas de rosales, endrinos y majuelos sus presas formando las típicas despensas que todo naturalista conoce. El alcaudón real, es un pájaro de sonidos estridentes, que imita cantos de otras aves y que puede cantar incluso en los días soleados de invierno. En Valsaín, lo hemos visto en las laderas de Matabueyes, donde parece que año tras año ocupa los mismos territorios. |
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Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio): Estival y nidificante. Es un ave poco común en los Montes de Valsaín, aunque cada vez se ve con mayor facilidad. Se trata del alcaudón de menor tamaño de estos montes, parece un ave en expansión, pues hace 40 años era prácticamente desconocido en la Sierra de Guadarrama y ahora lo hemos encontrado repartido en toda su geografía desde El Espinar hasta Somosierra. Hemos visto nidos de esta especie en el entorno de El Parque así como pollos volantones siendo alimentados por los padres así que podemos afirmar que si es nidificante en los Montes de Valsaín. Su rasgo inconfundible es el color rojizo del dorso de sus alas, así como el antifaz negro remarcado por una línea blanca en la parte superior. También parece preferir las laderas semi despejadas con arbustos dispersos, aunque parece que presenta más requerimientos de humedad. La hemos encontrado en las praderas del robledal subiendo a la Cruz de la Gallega, en las praderas por debajo de los Corrales de la Desesperada, así como en el propio pueblo de Valsaín, en un árbol de la ribera del río junto al puente. Hemos podido constatar también la nidificación de esta especie en El Espinar. Parece que su alimentación incluye insectos grandes, lacertidos y algún pequeño roedor. Es una especie muy interesante para ser estudiada en estos montes. |
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Oriolidos. Oropéndolas.
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Oropéndola europea (Oriolus oriolus): Estival, posiblemente nidificante. Especie no muy común en los Montes de Valsaín. La oropéndola es una de las aves más hermosas que se pueden ver en estos bosques. Sin embargo, su población no es alta, quizá debido a la altura considerable en la que se encuentran los Montes de Valsaín (a partir de 1200m.s.n.m), y quizá también debido a las costumbres retraídas de la especie. Es un ave que comúnmente es más oída que vista, ya que se mueve por la parte más frondosa de los árboles, sin embargo, su sonido, si no es imitado por esos grandes timadores que son los estorninos, puede oírse por algunas partes de Valsaín. El archiconocido sonido del ave ha sido traducido en infinidad de frases, como “Muchofrío” o “martin torero” por poner sólo algunos ejemplos. Construyen un nido muy pequeño en alguna horquilla horizontal de un árbol y buscan insectos y orugas en la copa de los árboles. Hemos visto oropéndolas en las Huertas del Real Sitio, en las matas alrededor del embalse del Pontón y en el Puente del Niño. Cuando vemos una oropéndola lo más seguro es que veamos un vuelo recto y fugaz destacando un vistoso color amarillo sobre todo en el obispillo que no debemos confundir con el del pito real, otro ave característico del robledal. No obstante, este ave nunca se presenta de manera abundante en estos bosques. |
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Córvidos. Cuervos, urracas, arrendajos, rabilargos, chovas, grajillas, cornejas.
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Arrendajo euroasiático (Garrulus glandarius): Sedentario y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín. El arrendajo es uno de los córvidos más representativos de estos montes, siendo más abundante en las matas y en el pinar. No es difícil ver el vuelo pesado y de mucho batir de alas del arrendajo, atravesando algún claro, donde queda patente su obispillo blanco, como carácter más visible. Tampoco es difícil encontrar en el suelo del bosque alguna de sus preciosas plumas del alula o las cobertoras principales de preciosos tono azulados. El epíteto glandarius, hace referencia al glande (bellota), debido a la costumbre de este ave, de engullir bellotas de encina o roble para una vez regurgitadas, esconderlas en despensas que, en muchas ocasiones, son olvidadas, siendo así un gran ayudante de la reforestación de los montes. También come pequeños insectos, orugas, etc, siendo su dieta omnívora. El arrendajo parece que se empareja de por vida y tras la época de reproducción forma pequeños grupos que resultan mucho más fáciles de ver y oír, pues emiten algunos graznidos, toscos y chirriantes, aunque puede imitar toscamente los cantos de otras aves. Es fácil de ver en cualquier zona del pinar o robledal sobre todo a partir de Agosto, sin embargo, es en las zonas recreativas como La Boca del Asno o Los Asientos, donde se muestra más confiada, aprovechando los recursos que dejan tirados la gente que viene a visitarlos. El arrendajo forma parte de la dieta de los azores, pues hemos encontrado en muchas ocasiones plumas de esta especie bajo sus nidos. |
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Urraca común (Pica pica): Sedentario y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín, aunque prefiere las zonas de encinar y las cercanías a los pueblos. La picaza, como también se conoce en la zona, es ese archiconocido córvido blanquinegro, con un matiz azulado verdoso metalizado en la parte final de las alas y la cola. La urraca es extraordinariamente adaptable y omnívora. En los Montes de Valsaín, su presencia se restringe a las zonas de encinar y las más cercanas al Real Sitio, donde tiene un gran dormidero y Valsaín. Son muy visibles sus aparentemente destartalados nidos, pero sin embargo, por dentro son confortables y forrados con un cuenco de barro. Suelen situarlos en los árboles, pero a veces también en arbustos o pequeños chaparros. Fuera de la época de reproducción, las urracas que suelen emparejarse de por vida, forman bandos a veces bastante numerosos.
Antiguamente la urraca ha sido un animal criado como divertimento, por los hombres, que le enseñaban a decir algunas palabras, como por ejemplo “marica”, que es como se la conoce en algunas zonas. El sonido de la urraca es un “kja-kja-kja-kja-kja….” bastante estridente. Hemos observado depredación de nidos de urraca por parte de cuervo, a pesar de la oposición de un gran grupo de urracas que pronto acudieron a la llamada desesperada de los progenitores. La urraca cuenta con una mala prensa, especialmente, por los cazadores que la ven como una amenaza para los pollos de algunas especies cinegéticas, aunque algunos estudios como el de Birkhead. T. The Magpies. Ecology and behaviour of Blackbilles and yellow-billes Magpies”, avalan que un crecimiento de la población de estos córvidos supone el crecimiento de las aves potencialmente presas. |
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Rabilargo ibérico (Cyanopica cookii): Sedentario y posiblemente nidificante. Es un ave poco común en los Montes de Valsaín. Se trata de un ave común en Segovia, que se desenvuelve principalmente en los pinares de resinero, los encinares y los sabinares de la provincia. En estos montes resulta un ave escasa, aunque no es difícil de ver en las praderas de la Nava del Rey y bajo Cabeza de Gatos, pues existe una colonia nidificante bajo los escuetos encinares entre Cabeza de Gatos y el cerro de Matabueyes, ya fuera de los límites del pinar. El rabilargo es un córvido con una extraña distribución que tan sólo podemos encontrar en Asia y en la Península ibérica. En un primer momento se pensó que su aparición en la península pudiera deberse a los marineros que los trajeron a modo de mascotas en sus viajes desde Asia, pero parece que esta teoría está perdiendo fuerza, debido al descubrimiento de un fósil de hace 40.000 años en Gibraltar y las diferencias genéticas encontradas entre las distintas poblaciones. Por lo que parece que la ibérica es una especie aparte, de un tamaño menor que la asiática y sin presentar, en la mayoría de los individuos, la punta de la cola blanca. El rabilargo es un ave social que fuera de la época de cría se mueve en buenos grupos que van avanzando escandalosamente. También hemos visto varios individuos trabajando en el mismo nido y está documentada la crianza también por más individuos que la propia pareja. Nuestras observaciones de las colonias, nos hacen ver que el rabilargo tiene una gran mortandad de individuos predados en el nido, debido a culebras, garduñas, ginetas y otras aves. Es un animal muy sonoro que puede ser aprovechado por el naturalista para encontrar otros animales como jabalíes o zorros que rápidamente son perseguidos con saña por el grupo alertando a todas las especies que se encuentran alrededor. |
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Críalo europeo (Clamator glandarius): Estival. Es un ave poco común en los Montes de Valsaín, del que apenas tenemos un puñado de citas. Es conocido el hecho del cuco real, como así, llaman también a la especie, del parasitismo sobre los nidos de urraca principalemente, aunque también de rabilargo, cernícalo y corneja. Esto es, el macho de críalo alerta a las urracas que lo persiguen, mientras la hembra deposita sus huevos en el nido de urraca. Es por este hecho por lo que a veces se le puede ver al principio de la primavera perseguido por las atormentadas urracas. Un hecho curioso es el apuntado por algunos ornitólogos que afirman que los progenitores siguen las evoluciones del pollo pese a la fuerte persecución a la que es sujeto por parte de las urracas. También hemos visto pollos volantones en la pradera de la Nava del Rey, que nos indican posiblemente parasitismo sobre las colonias del encinar de la zona más baja, fuera ya de estos montes. El críalo presenta una conducta, durante la época de celo, en la que ofrece comida de regalo a la hembra, muchas veces antes de aparearse, al modo que lo hacen otras aves como los abejacuros. Es un ave muy vociferante durante el celo, sorprendiendo en muchas ocasiones al naturalista por sus vocalizaciones poco frecuentes. Su alimentación es fundamentalmente insectívora, gustando de orugas y larvas de coleópteros. No obstante no resulta un ave fácil de ver en los Montes de Valsaín. |
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Corneja negra (Corvus corone): Sedentario y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín. La corneja es un ave que se puede observar con facilidad en estos montes, ocupando diversidad de ambientes, pudiéndose ver la especie en los prados, pinares, robledales y encinares. Se necesita cierta costumbre para que el ornitólogo separe esta especie del cuervo en vuelo, aunque el menor tamaño del pico y la cola cuadrada de esta, evita, en la mayoría de los casos, el error. La corneja es otro ave generalista que aprovecha muchos recursos, desde pollos de otras especies, a carroñas, pasando por semillas e insectos. Precisamente consumiendo estos, junto a los prados bien nitrogenados por el ganado vacuno es muy fácil de observar. También existen algunos ejemplares acostumbrados a comer los insectos y otros animales atropellados por los coches en las carreteras e incluso algunos ejemplares muy confiados que podemos ver en las calzadas del Real Sitio y de Valsaín, buscando entre las aceras pequeños desperdicios tirados por los viandantes. Los nidos de la especie que hemos visto, son grandes, no muy elaborados ni profundos, situados a cierta altura en distintos tipos de arbolado. Tiene un graznido áspero que lanza habitualmente desde el suelo o desde algún posadero, estirando fuertemente el cuello y apuntando hacia arriba con el pico. Es un ave muy denostado por los cazadores por su afición a comerse huevos de algunas especies cinegéticas, aunque pensamos que en muchos casos injustamente. |
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Cuervo grande (Corvus corax): Sedentario y posiblemente nidificante. Es un ave no muy común en los Montes de Valsaín. Se trata del más grande de los paseriformes, aunque hemos comprobado grandes diferencias de tamaño entre individuos. Aunque prefiere para criar, canteras, minas abandonadas o cantiles calizos, también hemos visto nidos de éste sobre pino, por lo que no nos extraña que críe en escaso número en el pinar. Se puede diferenciar de la corneja, por su mayor tamaño, su pico más masivo, su cuello más largo, por la punta de sus alas más larga y por su cola en forma de cuña. El cuervo es una de las aves de Valsaín que antes empiezan su celo, pudiéndosele ver a principios de Febrero realizando sus vuelos acrobáticos. El cuervo carnicero, como también se le conoce, es capaz de cazar pequeños animales como roedores, pollos de otras especies, aunque no hace ascos a las carroñas en el campo ni a las atropelladas en la carretera, así como también es un habitual de nuestros vertederos. Es un animal tímido, desconfiado, muy lúdico y de una gran inteligencia. Su sonido más característico es un sonido gutural “praac- praac” que a veces nos pudiera parecer al de las águilas imperiales, que lanza erizando las plumas del cuello, aunque el número de vocalizaciones es alto. Normalmente vuela en pareja o con la familia del año, aunque en invierno se suelen formar pequeños grupos de jóvenes. Es un ave relativamente fácil de ver en los Montes de Valsaín. |
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Grajilla occidental (Corvus monedula): Sedentaria y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín. La grajilla es un ave fácilmente reconocible por su ojo blanquecino y su nuca y mejillas grises bastante más claras que el cuerpo, estas son marrones en los jóvenes. Su presencia es habitual en los viejas construcciones del Real Sitio y de Valsaín, donde aprovecha algunos orificios para hacer el nido, que habitualmente consiste en ramitas, con una capa de barro o estiércol. La grajilla es un pájaro social que vive formando grupos, algunos muy numerosos, que podemos ver fuera de la época de cría en los prados adyacentes a los montes, alimentándose en el suelo donde hemos podido apreciar la enorme facilidad de estas aves para voltear piedras, a veces, de gran tamaño, encontrando debajo los invertebrados de los que se suele alimentar. En Segovia capital, existe un gran dormidero de estas en la avenida de la Constitución, y es realmente fascinante seguir su llegada con las últimas luces del día y las escaramuzas por escoger sitio para dormir. Es muy fácil verla en el Palacio de Valsaín, sus alrededores, El Bosquecillo, etc… Mantiene siempre una asociación con el ganado, al que limpia de parásitos y en ocasiones también arranca mechones de lana o pelo para la construcción de su nido. |
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Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax): Sedentaria y nidificante. Se trata de un ave relativamente común en los Montes de Valsaín, aunque suele estar asociada a antiguas construcciones y a los prados ganaderos donde busca el alimento. La chova piquirroja es un ave común en Segovia, que forma pequeñas colonias de cría en los cantiles calizos de los alrededores de la ciudad, aunque también la hemos visto criar bajo puentes de hormigón de carreteras, en depósitos de agua y en viejos edificios. Este ave es fácilmente reconocible en vuelo por sus plumas remeras muy destacas en forma de “dedos”. Por su largo y curvo pico rojo y por sus grandes patas rojas. Posee un vuelo acrobático que sorprende al observador y un sonido “chiaar” metálico y chirriante que suele lanzar en vuelo. Uno de los grandes espectáculos que ofrece el Real Sitio, es ver la llegada al dormidero que allí existe de cientos de estas aves con las últimas luces, que van distribuyéndose por los tejados de algunos de sus grandes edificios. Además la chova piquirroja se puede observar en pequeños bandos, alimentándose en prados como los de la Nava del Rey. Donde hemos visto sus nidos en viejas construcciones, hemos visto que en pequeños orificios donde falta algún bloque de adobe o ladrillo instala un pequeño nido, formado por palos y revestido de lana y otro tipo de materiales. Los juveniles tienen el pico más corto y anaranjado que los adultos, aunque estos caracteres no son siempre fácil de identificar. |
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Sturnidos. Estorninos
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Estornino negro (Sturnus unicolor): Sedentario y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín. El estornino o tordo, como también se conoce en la zona, es un ave del tamaño de un mirlo, negro con un plumaje aceitoso con irisaciones metálicas, de cola corta, pico amarillento especialmente durante el celo y patas rojizas. Para nidificar le vale prácticamente cualquier orificio, así lo hemos visto anidar en nidos antiguos de pico picapinos, en agujeros de edificios y tejados, en orificios en rocas, en tuberías, cajas nido para autillos, etc… Suele ser temprano en criar, por lo que muchas otras aves cuando quieren nidificar encuentran estos inquilinos en sus orificios habituales. Fuera de la época de cría se juntan en bandadas, en ocasiones muy numerosas que vuelan al unísono, sorprendiendo al espectador por la capacidad de cambiar a la vez la trayectoria de su vuelo. Es considerado plaga en algunos sitios. Para dormir se agrupan también en dormideros, en los que hasta que la luz es ya inexistente destacan las escaramuzas y peleas entre sus componentes para encontrar un buen sitio. Es un animal inquieto y desconfiado, que emite muchas vocalizaciones, casi en cualquier época del año, agitando sus pequeñas alas de forma muy característica, además es un imitador consumado, que imita otras especies, como oropéndolas, perdices, etc, en ocasiones hasta los sonidos de los teléfonos móviles. El estornino es omnívoro, lo hemos visto en los prados ganaderos comiendo semillas en los excrementos de vacas y caballos, insectos e incluso picando de las carroñas. Su gran adaptabilidad lo hace muy numeroso y por tanto muy fácil de ver en estos bosques en especial en los entornos más humanizados. |
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Estornino pinto (Sturnus vulgaris): Sedentario y nidificante, su población recibe numerosos aportes europeos en invierno. Es un ave poco común en los Montes de Valsaín. Aunque es el estornino más común en la mayor parte de Europa, en España es sustituido por el estornino negro. No obstante siempre presenta algún individuo en los grandes bandos, incluso hemos anillado varios ejemplares de la especie. También pensamos que se hibrida con facilidad con el estornino negro, pues hemos encontrado ejemplares que mostraban rasgos a caballo de las dos especies. En cuanto a sus costumbres parecen ,en la zona, equivalentes a las de su pariente el negro. |
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Paseridos. Gorriones.
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Gorrión común (Passer domesticus): Sedentario y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín, en el entorno de pueblos y caminos. El gorrión común es un ave archiconocida, comensal del hombre, habita los pueblos, las ciudades y las construcciones de este hasta tal punto que es imposible encontrarlo en el bosque viviendo sin la cercanía de éste. No posee unos llamativos colores ni tampoco una voz melodiosa, tiene un “chilp” monótono. Los machos adultos son fácilmente reconocibles por su babero negro y por el píleo gris, mientras que hembras y juveniles son más claros y apagados. Para criar busca oquedades en edificios, tejados, aleros, nidos de otros pájaros, etc. En ocasiones cría en colonias, donde hemos observado que, en las primeras nidadas, algunos machos echan del nido los pollos recién nacidos de otros nidos, para favorecer la crianza de los suyos. Es muy frecuente encontrar numerosos pollos volantones al pie de estas colonias, que son alimentados por los resignados padres todavía por una temporada. También es muy frecuente ver en los albores de la primavera las persecuciones de celo de varios machos a una hembra, sus escaramuzas, así como su baile de cortejo con las alas caídas, la cola levantada y las plumas del cuello hinchadas. Su alimentación es principalmente granívora, aunque no desdeña los insectos que le hemos visto cazar algunas veces en vuelo. Resulta difícil no verlo si acudimos al Real Sitio o a Valsaín. |
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Gorrión molinero (Passer montanus): Sedentario y nidificante. Es un ave relativamente común en los Montes de Valsaín. Es fácilmente distinguible del gorrión común por su píleo pardo y por la mancha negra en la mejilla blanca. En esta especie el macho y la hembra presentan un plumaje muy similar. Hemos leído que es el más insectívoro de entre los gorriones. Para nidificar utiliza, pequeños huecos en árboles, aleros, huecos en edificios abandonados y hemos encontrado uno sobre un nido viejo de lo que parecía urraca. El nido es un globo construido con pajitas. El gorrión molinero no se acerca al hombre y sus construcciones como lo hace el común, es más fácil verlo en buenos bandos fuera de la época de reproducción en los caminos que salen del Real Sitio o Valsaín, en las Huertas de La Granja o en los prados como El Llano amarillo, donde la población local se incrementa con migrantes venidos del norte de España y de otras zonas de Europa. El celo de este pájaro es parecido al del gorrión común, levantando la cola, hinchando las plumas del cuello y bajando las alas. Realizan hasta tres puestas por temporada aunque lo normal es que saquen dos nidadas. Tienen un canto “chiip” repetitivo parecido al de su pariente el común. |
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Gorrión chillón (Petronia petronia): Sedentario y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín, sus mayores poblaciones se encuentran en torno al palacio de Valsaín, puente de Valsaín, etc… El gorrión chillón es común en los roquedos calizos de la provincia de Segovia donde realiza su nido en las oquedades, sin embargo, también utiliza las viejas construcciones para nidificar. Por el tono de su plumaje parece una hembra de gorrión común, aunque una visión cercana nos puede hacer ver una mancha amarilla pequeña en la garganta. También las bandas sobre el ojo son más visibles en el chillón. Además el pico es más grande y de un color amarillo menos intenso. En vuelo destaca por su cuerpo corpulento y su cola muy corta. Sin embargo, para el observador, será, sin duda, será su monótono sonido lastimero “uiiippp”, lo que ayudará a identificarlo. Se alimenta en el suelo de semillas y brotes de plantas, donde anda en vez del resto de los gorriones que lo hacen saltando a pequeños saltitos. También se alimenta mucho picando las plantas y los intersticios en los viejos edificios o puentes. Los hemos visto realizar pequeños vuelos de celo “mariposeando”, agitando sus alas al estilo de una mariposa. Para nidificar utiliza numerosos recursos, desde aleros, grietas y agujeros en viejos edificios, a orificios en taludes de ríos y también en agujeros de árboles. Al final del verano se forman pequeños bandos que recorren los campos sin alejarse nunca mucho de su zona de reproducción. |
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Fringilidos. Verderones, pinzones, jilguero común , pardillo común, jilguero lúgano, serín verdecillo, piquituerto común , picogordo común.
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Pinzón vulgar (Fringilla coelebs): Sedentaria y nidificante. Es una de las aves más comunes de los Montes de Valsaín y también de España. Se le puede encontrar en casi todos los ecosistemas de estos montes, desde el Pinar, hasta el encinar, pasando por los prados, zonas rurales, etc..Aunque es un pájaro realmente bonito (en especial los machos en celo), que posee variadas tonalidades, quizá el rasgo distintivo para identificarlo sea su mancha blanca en el hombro y en vuelo esta y las bandas blancas a los lados de la cola. La hembra y el joven tienen un plumaje más apagado. Aunque puede pasarse horas emitiendo un “huit” monótono, tiene un canto que pronto es aprendido por todo naturalista y que acaba en un floreo que sube de tono en sus últimas notas y que es cantado desde las ramas más altas de un árbol o arbusto o desde cables de la luz. Atendiendo al maravilloso libro de Antonio J. Pestana Salido “Las aves ibéricas en la cultura popular”, cita para Granada la frase “Has vistovistovisto a mi Paquillooooo” que sin duda al naturalista le traerá una sonrisa pues efectivamente recoge muy bien el sonido característico. Para reproducirse realiza un nido, consistente en una taza mediana, a buena altura que realizan con musgo y pajillas y que luego recubren con líquenes y musgo, lo que los hace pasar realmente desapercibido. Son pájaros muy fieles a sus zonas de reproducción y bastante territoriales. Fuera de la época de reproducción se mueven en grupos, alimentándose frecuentemente en el suelo, de semillas, de numerosísimas plantas. La población local recibe aportes numerosísimos de aves venidas de Europa. Sin duda, es una de las aves más fáciles de ver en estos bosques. |
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Pinzón real (Fringilla montifringilla): Invernante y en pasos migratorios. Es un ave muy poco común en los Montes de Valsaín. A pesar de su escasez en estos montes y en general en la península ibérica, en pequeño número se cuela en nuestras fronteras. En Valsaín hemos observado algún ejemplar varios inviernos, conviviendo en los bandos de su pariente el vulgar. Cuando lo hemos visto, comía con el resto de vulgares en las praderas de la Nava del Rey, en El Parque al lado del propio pueblo o ya fuera de los montes en los prados ganaderos bajo Cabeza de Gatos. Siempre lo hemos visto asociado a prados ganaderos alimentandose en bandos de pinzones vulgares de las semillas que se cuelan entre la paja con la que los ganaderos suplementan al ganado. Si observamos atentamente los individuos que forman el bando, a veces hay suerte, y encontramos algún ejemplar mucho más rojizo o anaranjado, con un obispillo blanco muy marcado cuando levanta el vuelo. Aunque su plumaje en invierno es mucho menos llamativo, si hemos visto algún ejemplar macho, durante los tardío temporales de frío y nieve, que ya presentaba un plumaje muy parecido al de celo, mostrando su preciosa cabeza negra. Es un pájaro muy interesante cuya presencia pudiera ser estudiada en los montes de Valsaín. |
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Serín verdecillo (Serinus serinus): Sedentario y nidificante. Es un ave muy común en los Montes de Valsaín, se le puede encontrar en sotos, pinares, robledales, encinares, aunque nos da la impresión de que prefiere zonas de arbolado no muy denso o con mosaico de especies. El verdecillo sorprende al naturalista por su espectacular color amarillento en la época de celo. En vuelo son fácilmente reconocibles por el obispillo amarillento muy visible. Quizá tan sólo se le podría confundir, en esta zona, con el lúgano, mucho más escaso y que presenta el píleo y franjas alares negras. Su canto, que emite también fuera de la época de celo, es fácilmente reconocible por el naturalista, ya que es un canto chirriante, que algunos identifican como “un sonido de pisar cristales” o de “freir” y que cante situándose en la parte alta de árboles y arbustos. Hemos visto su vuelo de celo, consistente en un aleteo como de murciélago con giros variados desde un posadero, mientras realiza su canto “chirrilit”. Es un granívoro consumado que se alimenta bastante en el suelo, así como come brotes jóvenes de árboles y arbustos. Realiza pequeños nidos a bastante altura que suelen pasar muy desapercibidos. Es bastante fiel a sus lugares de nidificación y durante el invierno se le puede ver en los prados adyacentes, mezclado en ocasiones con otros fringílidos. Es un ave muy fácil de ver en estos montes. |
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Verderón común (Chloris chloris): Sedentario y nidificante. Es una ave muy común en los Montes de Valsaín, no obstante no nos parece un ave de zonas muy boscosas, prefiriendo las zonas de cultivos, jardines, mosaicos o zonas más o menos despejadas y bordes de camino. Es un ave compacta del tamaño de un gorrión de un plumaje verdoso, más visible en vuelo, debido al intenso color amarillento de cola. La hembra y el joven es más apagada. Presentan un pico potente y claro. El verderón realiza una pequeña taza en árboles y arbustos a menudo bastante baja, donde coloca cuatro o cinco huevos de color blanco sucio con pequeñas motitas pardas. Los pollos son alimentados por ambos adultos, en los primeros días con insectos, pero rápidamente hace gala de su granivorismo y son alimentados por semillas regurgitadas. Son frecuentes las dobles nidadas por temporada. Los pollos abandonan pronto el nido, incluso cuando todavía son incapaces de volar, situándose en el ramaje adyacente. Hemos visto nidos de Verderón en muchas partes de los montes, desde la Fuente de Cabeza de Gatos hasta los huertos de La Granja, en jardines, etc. El canto del verderón es rapidamente asimilado por el naturalista, consiste en chirrido “tsuirr” fuerte y metálico. En invierno también se le ve por los prados adyacentes a los bosques comiendo frutillos de los arbustos. |
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Verderón serrano (Carduelis citrinella): Sedentario y posible nidificante. Es un ave no muy común en los Montes de Valsaín. Aunque no tenemos constancia de la reproducción en estos bosques si hemos visto jóvenes a mediados de verano lo que podría indicar una posible reproducción en estos bosques. Se trata de un ave de plumaje no muy vistoso, es pequeño, los machos tiene el dorso marrón verdoso, el cuello gris y el vientre verde amarillento, mientras que hembras y jóvenes son muy apagados, pareciéndose a las hembras de los pardillos. Es un ave que siempre hemos visto desplazándose o comiendo en pequeños grupos. Suele comer en el suelo en busca de semillas y es relativamente confiado. Lo hemos visto en las praderas de la Majada Aranguez, en la Camorca y la Camorquilla, en la Fonfría, en Navacerrada, etc… Emite unos gorjeos y sonidos en vuelo, preciosos. Lo hemos visto también alimentándose de las semillas de los pinos. Se nos antoja más fácil de ver en Valsaín a partir de Marzo o Abril y en Septiembre u Octubre, Creemos que su población recibe aportes de otras poblaciones. Es un ave muy interesante para ser estudiado y del que creemos que no se conoce mucho a pesar de que España posee la mayor parte de la población mundial de esta especie. |
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Jilguero europeo (Carduelis carduelis): Sedentario y nidificante. Es un ave común en los Montes de Valsaín. Rehúye las partes más boscosas para vivir y nidificar, sin embargo, es muy común en prados, jardines, páramos, caminos y cunetas. Se trata de un ave fácilmente distinguible por sus colores (colorín o 7 colores) lo denominan en la zona. Donde es un ave muy codiciado por los silvestristas para formar lo que denominan “mixtos” con canario, para, en algunos casos, mejorar el canto de las dos especies por separado. Su caza con liga era muy común en la provincia, pero ahora es ilegal fuera de la época y sin contar con el pertinente permiso. El jilguero hace pequeños nidos en árboles y arbustos. Normalmente dos nidadas por temporada, aunque hemos visto que dichos nidos sufren una gran depredación. En invierno se pueden llegar a ver bandos numerosos recorriendo los prados y los páramos, comiendo en las cardenchas o en cualquier planta que mantenga sus semillas. Los juveniles son fácilmente reconocibles pues no tienen el rojo de la cara. No es tan sencilla la diferenciación entre machos y hembras, pues requiere de una muy buena observación, pero digamos que en los machos el rojo de la cara sobrepasa ampliamente el ojo, y las cerdas de debajo del pico son negras, mientras que en las hembras, el rojo se queda justo al final del ojo y las cerdas son grises o blanquecinas. Es un pájaro fácil de ver en estos montes, que hace que lo reconozcamos en muchas ocasiones antes de fijarnos en el bando pues van cantando alegremente “tsuit ui ui”. |
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Jilguero Lúgano (Carduelis spinus): ¿Sedentario y posiblemente nidificante? Es un ave poco común en los Montes de Valsaín. No obstante es posible verlo, en ocasiones, compartiendo bebederos con otras aves como los piquituertos. El hecho de haber visto individuos en Agosto nos hace pensar en un posible sendentarismo en la zona. No obstante es una especie muy variable que en algunos años es relativamente fácil observarla y otros apenas tenemos citas. Se alimenta principalmente de semillas, los hemos visto comiendo semillas de Pino silvestre en la nieve de La Camorca, bebiendo de las gotas que rezuman de las piedras del arroyo del Telégrafo o comiendo semillas de los árboles de ribera en la cola del Embalse. Pudiera existir una pequeña población nidificante en la Sierra de Guadarrama, que pudiera asentarse en los pinares de Valsaín y/o de La Garganta de El Espinar, hecho que no hemos podido constatar. El lúgano es un fringílido pequeño parecido en forma y color al verdecillo, pero que se diferencia de este en que los machos presentan una boina negra, así como unas franjas alares negras bastante visibles en vuelo. Las hembras pudieran confundirse con las de verdecillo o pardillo, pero el verdecillo presenta la frente y el pecho amarillo y el pardillo tiene el dorso marrón sin ningún colorido amarillo. Tiene un reclamo lastimero de dos notas tipo “tsu-íii” y unos sonidos metálicos que pudieran algo asemejarse a los del verdecillo. Sería muy interesante estudiar su posible nidificación en estos montes. |
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Pardillo común (Carduelis cannabina): Sedentario y nidificante. Se trata de un ave común en los Montes de Valsaín. El pardillo es un ave muy conocida por la población local, especialmente por los silvestristas. Es muy conocido el pecho y frente enrojecidos en los machos, posee un plumaje pardo poco destacado donde se aprecian las primarias negras con franjas blancas. Este es un rasgo característico que nos puede servir para diferenciar sexos en mano, especialmente en los jóvenes. Otro rasgo muy característico de esta especie es la cola muy ahorquillada, que se puede apreciar bien en vuelo. El pardillo no es un habitante del pinar denso, sino que lo podemos encontrar en zonas de vegetación poco densa, prados, campiñas, bordes de caminos, etc.. Por lo que será más fácil encontrarlo en el Llano amarillo o en las laderas despejadas de Matabueyes o la Nava del Rey, que en otras zonas más arboladas, también lo hemos encontrado en zonas de alta montaña como la Majada Aranguez o el Puerto de los Neveros. Se suele posar en alambradas o arbustos y árboles de pequeño porte y suelen ser desconfiados. Son aves muy gregarias, parece que llegan a anidar bastante cercanas. Hemos llegado a observar, durante el invierno, grandes bandos de pardillos, aunque algunas veces también aparecen mezclados otros fringílidos. La variedad de su canto es enorme, algunos de sus cantos realmente espectaculares. Los nidos que hemos visto estaban normalmente a muy poca altura, en algún chaparro o arbusto. Suelen poner más de una puesta durante la temporada. Durante el invierno su población recibe aportes de otras zonas europeas. |
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Piquituerto común (Loxia curvirostra): Sedentario y nidificante. Es un ave relativamente común en los pinares de Valsaín, aunque sus números nunca son abundantes y su población está prácticamente limitada al territorio del pinar. Se trata de un ave con unos bonitos colores pero algo apagados, su tamaño compacto, su corta cola muy ahorquillada y su característico pico retorcido, le dan un aspecto de pequeño lorito. Los machos son de un tono rojizo mientras que las hembras y juveniles tornan a un color gris verdoso. Tienen un vuelo rápido en el que suelen emitir su sonido “glip-glip” bastante metálico. Su alimentación es básicamente de semillas, especialmente de pino, pues su pico está especializado en extraer estas semillas. Parece que es un pájaro bastante temprano en la cría, quizá aprovechando la época de liberación de las semillas de pino. Nosotros hemos visto pollos a finales de Marzo. Lo hemos visto en muchas localidades como La Carmoca, Navacerrada, o bebiendo de las paredes rezumantes del Arroyo del Telégrafo o La Chorranca. Fuera de la época de nidificación se le ve en pequeños grupos, para su observación son buenas zonas de pequeños picos rodeados de coníferas, donde suelen posarse los bandos en las praderas o en los pequeños pinos como en La Carmoca. Los piquituertos suelen picar la cal de las construcciones de montaña, como así hemos podido atestiguar en El Escorial o El Espinar, desconocemos el por qué, aunque imaginamos que se trata del aporte a su dieta escasa en calcio. No es un ave muy fácil de ver, tendremos que prestar atención a sus reclamos metálicos para identificarlo. En invierno su población recibe aportes de aves europeas sobre todo cuando se producen sus cíclicas invasiones (en 1959 fue recuperado un ejemplar en Valsaín, anillado el año anterior en Baviera-Alemania). |
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Camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula): Invernante ocasional. Se trata de un ave muy poco común en los Montes de Valsaín. Tan sólo en invierno existe alguna cita en la bibliografía, aunque lo hemos visto algunos inviernos en El Parque. Es un ave fácilmente reconocible por su píleo y mentón negros, su ausencia de cuello y por el obispillo que es muy visible en vuelo por el contraste con su cola y alas oscuras. Es un ave, que en España se restringe prácticamente a la zona atlántica y pirenaica, pero que en invierno se presenta de forma muy puntual en muchas zonas de iberia. En la provincia de Segovia, tenemos citas de este ave, además en las Hoces del Río Duratón y en La Garganta de El Espinar fuera ya de la zona de pinar, asociandose muchas veces su presencia a la de los distintos sauces de cuyas semillas pudiera alimentarse. Allí donde lo hemos visto en Segovia, lo hemos visto, por tanto, asociado a las riberas del río Moros y Duratón, en zona mixta de ribera, sin la presencia de coníferas. Se nos antoja una especie muy difícil de ver en estos Montes y agradeceríamos cualquier cita de este ave en estos bosques que se nos pudiera enviar. |
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Picogordo común (Coccothraustes coccothraustes): Invernante, presente de forma inconstante en la zona. Se trata de un ave difícil de ver en los Montes de Valsaín, del que tan sólo tenemos algunas citas en el robledal, en la zona del embalse del Pontón y en los jardines del Real Sitio. Es un ave que hemos visto siempre solitaria o en pequeños grupos. Destaca por su enorme pico y cabeza, su tamaño grande y su cola muy corta. En vuelo se hacen muy patentes las manchas blancas del final de la cola y de las cobertoras de las alas. Lo hemos visto alimentándose cogiendo del suelo semillas de carpe y algunas bayas y bellotas de roble. Se cree que su potente pico puede desarrollar fuerzas equiparables a un peso de 50kg. El hábitat de este ave es difícil de identificar pues lo hemos visto en los melojares de de El Espinar, en los encinares de Vegas de Matute o en los pinares de Cantalejo, etc. Siendo siempre su localización algo sorprendente. Emite un sonido “tsick” duro y fuerte. Como en otras aves la población en invierno se ve acrecentada por ejemplares venidos de Europa. |
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Emberizidos. Escribanos.
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Escribano triguero (Emberiza calandra): Sedentario y nidificante, la mayor parte de los efectivos abandonan estos montes durante el invierno. Se trata de un ave común en los Montes de Valsaín. Es un ave de plumajes pardos al estilo de los alaudidos, que reconoceremos por su gran tamaño, por su ojo negro y grande y por la posición elevada del pico en la cabeza, así como la forma de éste. Tiene un vuelo ondulante, con aleteos fuertes seguidos de planeos, en ocasiones con los patas colgando. Es muy frecuente en los prados, caminos, campos de labor perchado en alambradas, vayas de piedra, arbustos y cables de la luz emitiendo su característico canto chirriante: “zick zick zirristrrrriiiii”. Durante el invierno se juntan en grupos, a veces muy numerosos, en los campos de la labor de la provincia, desapareciendo casi completamente de los límites del monte. Hemos encontrado nidos de triguero en el suelo, junto a una mata, en alguna depresión del terreno. Son nidos más grandes que los de los alaúdidos. Parece ser que los machos son polígamos, de tal manera que un mismo macho puede estar cebando varios nidos a la vez aunque suelen cebar las hembras, particular que no hemos podido comprobar. Parece que dos puestas en la temporada es lo más común. Es una ave común fácil de encontrar en estos Montes en zonas despejadas como Matabueyes, prados de la Nava del Rey, El Bosquecillo, etc… |
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Escribano montesino (Emberiza cia): Sedentario y nidficante. Es un ave común en los Montes de Valsaín. Es un ave fácil de reconocer por su cabeza gris clara y las negras bandas negras en coronilla, cruzando el ojo y bajo las mejillas. Las hembras tienen un plumaje algo más apagado. Es un ave que rehúye las partes más boscosas, prefiriendo laderas soleadas de media y alta montaña con vegetación dispersa. Los nidos de escribano montesino, los hemos visto en el suelo y también en piornos, no son muy difíciles de detectar pues es un ave que entra a cebar incluso estando nosotros relativamente cerca. Son tazas medianas hechas de pajillas secas. Su alimentación en invierno es básicamente vegetal aunque en primavera y verano suele consumir insectos y orugas de estos. Emiten un sonido característico, un agudo “tsip”.En los Montes de Valsaín, lo hemos encontrado desde prados de media montaña como los de la Nava del Rey, El Esquinazo o aquellos por debajo de los Corrales de La Deseperada a zonas de piornos de alta montaña como Peña Citores o la majada Aranguez. Es un pájaro relativamente fácil de ver en estos montes a pesar de que su número, se nos antoja que no es nunca muy elevado. |
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Escribano soteño (Emberiza cirlus): Sedentario y nidificante. Es un ave relativamente común en los Montes de Valsaín. Se trata de una especie común aunque localizada. Habitualmente huye de las zonas más boscosas, prefiriendo los bordes de caminos, los setos arbustivos, las zonas despejadas con vegetación dispersa y a veces las zonas de ribera. Los machos de esta especie son inconfundibles debido a sus cara amarilla con las bandas oscuras del ojo y el mentón. Así como sus tonos pardo rojizos en el pecho y las cobertoras de las alas. La hembra y el juvenil presentan tonos mucho menos llamativos, pudiendo se confundidos con trigueros, aunque las plumas más castañas del dorso y su menor tamaño siempre nos pueden sacar de dudas con una buena observación. Parece que las parejas pudieran ser muy sedentarias moviéndose con los pollos del año por las mimas zonas. Suele tener cierta predilección por granjas y caseríos de pueblo. Emite monótonamente un canto “tiirr”, y un “sip” a menudo en vuelo para mantener el contacto con los sus congéneres. Los nidos de escribano soteño los hacen en muchas ocasiones en un arbusto a baja altura y en el borde de un camino, pero las costumbres discretas de la especie hacen que pase desapercibido para el observador. En invierno se mueven también por los prados y campos de labor. Lo hemos visto en multitud de ambientes, desde los alrededores del embalse del Pontón, al cementerio de Valsaín, Cruz de la Gallega, el Parque, etc… Es una especie relativamente fácil de ver en estos montes. |
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Escribano hortelano (Emberiza hortulana): Estival, desconocemos si nidificante. Se trata de un ave muy escaso en los Montes de Valsaín. El escribano hortelano es un ave fácilmente reconocible por su bigotera amarilla, especialmente visible en los machos, que presentan además un precioso tono anaranjado en el vientre. Las hembras y los juveniles son más apagados aunque también se aprecia la bigotera que hace a la especie inconfundible. Parece ser que fue un ave muy perseguido en los pasos por ser tener una excelente carne muy valorada por los gastrónomos lo que hizo que su población decayera drásticamente, costumbre que aún perdura en algunos puntos de Francia. Los escribanos hortelanos son aves nunca numerosas que prefieren zonas despejadas de solana, con algunos árboles o arbustos dispersos desde los que cantar. En la Sierra de Guadarrama es un ave común en la media y alta montaña de la vertiente madrileña, mientras que, se nos antoja, bastante más escaso en la zona Segoviana. Lo hemos encontrado en El Espinar, en la Sierra de Gredos, en La Morcuera en Madrid, ocupando habitats de alta montaña con piornal y algunos pinos enjutos dispersos, cantando desde piedras o desde algún pino. Nosotros sólo tenemos una cita en la ladera del Esquinazo, justo en los límites de los montes. Según nuestro criterio es un ave muy difícil de ver en los Montes de Valsaín y agradeceremos cualquier cita de esta especie dentro de sus límites o en los alrededores. |
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